En pleno receso invernal, la acción delictiva no cesa y nuevamente la escuela Fe y Alegría ubicada en el barrio Ongay sufrió robos. En este caso se trató del cerco perimetral, en un hecho de plena impunidad.
Es que los vecinos advirtieron que a la madrugada, los ladrones procedieron a retirar las mallas de metal del perímetro del establecimiento. La acción cumplida por varios minutos, se completó con el traslado de lo robado que se cumplió con la utilización de una camioneta.
“Nos robaron parte de las mallas del cerco perimetral, habíamos reforzado todo, con alarmas, alambres de púas, pero esta vez es más complicado porque queda expuesto el espacio”, se quejó Josefina Bernardez, directora de la institución.
La cuestión se complica aún más porque se dio “en el receso y queda abierta la escuela”, indicó.
Pero más allá de esta situación de mucho quebranto, cada fin de semana la escuela es objeto de una invasión.
Periódicamente el predio es utilizado como escenario de campeonatos de futbol, donde apuestas y bebidas son el común denominador. El espacio verde es la cancha, y la cancha de básquet la playa de estacionamiento de motos.
Todo eso fue denunciado oportunamente ante la comisaría de distrito, y en contadas situaciones los intrusos fueron disuadidos del lugar. Sin embargo regresan, con la consiguiente preocupación por las actitudes de quienes participan de esos eventos clandestinos, con mucho alcohol y las apuestas del caso.
“Se arma una aglomeración importante con el riesgo que hay por el alcohol” advirtió la directora, además de remarcar que “todos los lunes debemos hacer una limpieza general intensa por el desastre que queda”.
La escuela Fe y Alegría es el foco de ataques, un lugar diseñado y pensado para la educación en un barrio vulnerable donde el miedo vecinal a la denuncia va de la mano de la acción impune de inescrupulosos.