En una votación clave en el Congreso, el presidente Javier Milei logró mantener su veto a la ley de financiamiento universitario, que proponía un aumento de los salarios docentes y no docentes por inflación de forma retroactiva a enero. La legislación fue rechazada por la Casa Rosada bajo el argumento de que amenazaba el equilibrio fiscal, un pilar del actual plan económico.
Al final, los libertarios se unieron para sumar 85 votos a favor del veto, mientras que la oposición, conformada principalmente por el Frente de Todos, alcanzó solo 160 votos para intentar insistir en el proyecto original. Dado que se requieren dos tercios de los presentes para desafiar un veto presidencial, la cantidad de ausentes y abstenciones resultó fundamental en la votación.
La intervención de Mauricio Macri fue determinante para consolidar el apoyo del bloque del PRO, que había estado dividido por fuertes tensiones internas. Cristian Ritondo, líder del bloque, reiteró el compromiso de su partido con la educación pública, pero enfatizó la necesidad de ajustar el gasto gubernamental. La bancada del PRO respaldó mayoritariamente al veto, con solo dos diputados absteniéndose.
En contraste, el radicalismo, que originalmente había impulsado la ley de financiamiento, mostró nuevamente divisiones internas. De los cinco radicales que apoyaron el veto a la nueva fórmula jubilatoria, cuatro se alinearon con el Gobierno, mientras que uno se abstuvo.
La situación se complicó aún más con la actuación de varios gobernadores que influyeron en la votación. Gobernadores como Osvaldo Jaldo de Tucumán y Carlos Rovira de Misiones orientaron a sus legisladores a respaldar el veto, mientras que otros, como el sanjuanino Marcelo Orrego, tomaron una postura en contra del Gobierno. La gobernación de Santa Cruz también mostró una postura ambigua respecto al veto.
Mientras tanto, el Gobierno continuó sus esfuerzos para negociar con los gremios docentes, anunciando un aumento de la Garantía Salarial Docente y otros incrementos salariales, aunque estos aún no alcanzan las demandas del sector.
A pesar del amplio rechazo a la decisión gubernamental por parte de la oposición, que incluyó un posicionamiento casi unánime de Unión por la Patria y el respaldo de la Coalición Cívica y el Frente de Izquierda, el veto se mantuvo firme. De esta manera, el Gobierno sigue demostrando su capacidad para manejar las crisis políticas a pesar de las tensiones y divisiones que enfrenta en el Congreso.
0Las repercusiones de esta votación marcan un nuevo capítulo en la relación entre el ejecutivo y el legislativo, así como en el futuro de la educación universitaria en el país. Se espera que la oposición continúe buscando maneras de levantar el veto en las próximas sesiones.