Dos minutos, el espacio que no logró completar Estudiantes para clasificarse a los cuartos de final de la Copa Libertadores. El gol de Alisson, en tiempo de descuento, oxigenó a Gremio, que se impuso 2-1 en el partido y, más tarde, no falló en la definición por penales: el 5-3 desató el festejo brasileño y dejó vacío a los platenses. El campeón defensor sufrió para superar a un rival que hizo de la entrega y el orden los mejores argumentos para ilusionarse con un resultado que hubiera posibilitado que un equipo argentino tuviera asegurado un espacio en la final.

Un inicio a pura emoción. A la sutil definición de Everton con la que Gremio tomó ventaja, la rápida respuesta de Estudiantes. La guapeza de Lucas Rodríguez, que aprovechó la displicencia del zaguero Geromel para despejar, le permitió al Pincha equilibrar el resultado apenas tres minutos después de quedar envuelto en dudas. El empuje y el apetito voraz que deseaban imponer los brasileños encontraron en el festejo de los platenses un freno; el desahogo no era menor para los visitantes, que con la rápida reacción evitaban insertar un cambio profundo al planteo táctico que ideó el entrenador Leandro Benítez. Reformular el esquema 5-3-2, deshacer la estructura pensada para sostener el triunfo 2-1 que se logró en el estadio de Quilmes, en el encuentro de ida, se archivó con velocidad y la responsabilidad, el peso del juego y las urgencias volvía a ser propiedad del dueño de casa.

El Arena do Gremio es un espacio en el que el equipo que comanda Renato Portaluppi se mueve con soltura. Fue el escenario en donde empezó a gestar la conquista de la Copa Libertadores del año pasado, después de superar 1-0 a Lanús, en el juego de ida, serie que selló en el Sur con la victoria 2-1. Apenas un tropiezo en las últimas diez presentaciones -ante Barcelona, de Ecuador, después de sacar una diferencia de 3-0 en el primer partido de las semifinales- refleja el poderío, aunque el plantel ya no cuente con Arthur, figura y titiritero del campeón defensor, que fue transferido a Barcelona, de España. Mantener la base, desde la seguridad del arquero Marcelo Grohe al manejo de los tiempos del partido que ensaya Luan, pasando por el temperamento de Walter Kannemann o al desequilibrio de Everton, es una de las llaves para que Gremio se clasifique como el segundo mejor puntero de la etapa de grupos, detrás de Palmeiras.

A esa maquinaria trabajada, Estudiantes le interpuso lo que tiene a mano el proceso que desanda Leandro Benítez. Lejos de la jerarquía del rival, pero con empeño, el Pincha hizo frente a un escenario siempre complejo: el dato de apenas dos victorias, la primea en 1989, casualmente frente a Gremio, lo pone en descubierto. A la experiencia del guardavalla Mariano Andújar y de Rodrigo Braña y a la fortaleza de Schunke, se le acopla un puñado de futbolistas de corto recorrido como Iván Erquiaga o el que tiene la fórmula ofensiva que componen Francisco Apaolaza y Matías Pellegrini. El orden y el equilibrio resultó la mejor receta para incomodar a Gremio, que con el gol de Rodríguez quedó expuesto y obligado a tener que sumar una nueva conquista para, al menos, forzar una definición por penales.

Cumplir objetivos como no sufrir bajas por acciones bruscas o algún roce desmedido y quitarle espacios para libres movimientos del rival, una tarea que Estudiantes resolvió con cierta comodidad en el primer tiempo. El avance del reloj era una aliado, aunque Gremio no modificó en ningún pasaje su postura: las escaladas de los laterales Leo Moura o Bruno Cortez, una constante que se ofreció como solución parcial recién en el complemento.

La paciencia para elaborar juego, para romper por las bandas esa barrera de cinco defensores que presentaba Estudiantes empezó a desdibujarse en Gremio, que intercaló remates de media distancia para derribar el muro. Fue el momento en que Andújar empezó a agigantarse, como en el manotazo ante el disparo de Jailson. Desde el banco de los suplentes, Pablo Lugüercio saltaba a la cancha para ayudar a partir de su experiencia, mientras que Carlo Lattanzio reemplazaba a Pellegrini, que dejó el campo con una fatiga muscular.

En los últimos 20 minutos, Gremio volcó el desarrollo al campo de Estudiantes. La fortuna parecía hacerle un guiño: Sánchez se interpuso en un remate de Jael y la pelota, después de rebotar en el defensor, se estrelló en el poste derecho; Luan no dañó con un disparo débil que le facilitó la tarea a Andújar. Hasta que en el segundo minuto de descuento llegó la infracción de Facundo Sánchez, el tiro libre y Alisson, una pieza que Renato Portaluppi mandó al campo en el entretiempo para torcer la historia, llevó la definición a los penales.

En la definición por penales ningún jugador de Gremio falló y la serie terminó a favor de los brasileños, quienes pasaron a cuartos de final de la Copa.

Fuente: lanacion.com.ar