Tras un 20-15 inicial a favor de Boca, Regatas empezó a carburar seriamente en el siguiente cuarto. Encontró una luz cuando ajustó ofensivamente, porque si bien le faltó una mejor defensa la realidad es que tuvo muchos recursos adelante. El pibe Arengo dio una buena mano, Troutman también tuvo sus momentos al igual que Vidal pero el aporte de Quinteros fue determinante. Los puntos de Paolo fueron claves sobre todo en el cierre, porque ayudó a que Regatas levante una desventaja que llegó a ser de doce (41-29) para darlo vuelta y pasar al frente por 48-47. Regatas fue una tormenta en los últimos cinco minutos del cuarto y se fue al descanso con aire de renovación.

El tercer cuarto arrancó con un Boca más enchufado que supo reacomodarse. Previamente venía ayudándose mucho en Pérez o Vasirani, pero el hombre del tercer cuarto y que asumió todo el peso ofensivo del Xeneize terminó siendo Gamboa. El tucumano la rompió la paridad latente y lideró una carrera para que Boca se coloque 58-51 arriba restando siete minutos con una ráfaga de diez puntos de su autoría. Pero claro, restaba mucho por jugar y Regatas mostró una nueva y voraz reacción, ya donde Quinteros, Harris y un buen aporte de Ramírez Barrios (Saiz y Arengo también tuvieron lo suyo) cambiaron la tonalidad del encuentro una vez más. Boca marcó tan solo dos tantos en cinco minutos, y Regatas aprovechó para pasar al frente por 73-68 y entrar al último capítulo con un mejor perfil.

Pero Boca iba a seguir dando pelea. Si bien no volvió a tener una reacción temerosa para dar vuelta el marcador, con Gamboa y Pérez encontró equilibrio, rachas y se fue poniendo a tono. A la descomunal noche de Quinteros (tremenda performance, casi sin descansar), se sumó el trabajo determinante de Martina debajo de los cristales.

Y así fue como, después de que Boca asfixió y peleó contra la tormenta, Paolo se encargó de ir sentenciando levemente un duelo muy picante que terminó llevándoselo el Fantasma por 99-95. El Xeneize lo tuvo hasta la última y casi forzó un suplementario que finalmente nunca llegó dentro de un final muy interrumpido y jugado como si fuese una partida pensante de ajedrez, velada que terminó con sonrisa para el dueño de casa por haber sabido aparecer en el momento justo y luego sostenerse. Los de Piccato tuvieron una necesitada alegría para arrancar el año y tratar de enderezarse un poco más en la temporada.