Esta semana está teniendo lugar en el Congreso uno de los hechos más importantes de los los últimos años. Se lo ha adjetivado de "histórico". La palabra no le queda grande, ya que luego de 12 años de presentaciones de proyectos en falso, finalmente el aborto comenzó a debatirse institucionalmente, más allá de cuál sea el resultado final.
El presidente Mauricio Macri dio el visto bueno hace más de dos meses para que el tema llegara al Congreso. Se supone que hubo tiempo como para empezar a programar las audiencias a fin de que personalidades de diferentes disciplinas dieran a conocer sus posturas sobre el aborto y le aportaran valor al debate.
En ese contexto, no se entiende el grado de improvisación con el que se está manejando la lista de oradores.
No sólo la elección de nombres parece un tanto arbitraria en algunos casos, sino que además esos nombres parecen resultar intercambiables.
Como mínimo, da la sensación de que el reclutamiento no está a la altura de las circunstancias. Es decir, de un debate que es considerado "histórico".
Para muestra basta mencionar que para la jornada del último martes ya hubo bajas y que para la de este jueves está ocurriendo algo similar. Hay una lista de personalidades a favor de la despenalización que supuestamente fue cerrada (sobre la hora), aunque ya empezó a trascender que algunos de esos nombres se caerían. Mientras que la lista de oradores en contra de la ley todavía no se terminó de resolver.
Según se anunció, habrá más de 600 oradores durante los próximos meses. Si ese número no fue una expresión de deseos sin un respaldo concreto de nombres propios, se trata de una gran cantera en la que buscar para articular agendas con tiempo.
Fuente: Clarin.com