El presidente fue uno de los primeros en ingresar al Salón de Pasos Perdidos junto a la Primera Dama.

A las 4 de la tarde, dos señoras con bastón, las primeras de una fila que apenas daba la vuelta por Combate de los Pozos, esperaban sentadas al pie de la escalera de una de las entradas de la calle Rivadavia del Congreso para el ingreso al velorio del ex presidente Fernando de la Rúa, cuyos restos llegaron pasado el mediodía.

Un rato antes, a las 15.30, había sido el turno del presidente Mauricio Macri, uno de los primeros en acercarse a despedir al ex mandatario radical que falleció a primera hora del día. Estaba internado desde el verano en la clínica Fleming, y su salud empeoró en las últimas horas a raíz de severos problemas cardíacos y renales.

Macri ingresó al Salón de los Pasos Perdidos pasadas las 15.30, acompañado por su mujer, Juliana Awada, y Darío Nieto, su secretario privado, rodeado de un importante operativo de seguridad. Salió por Combate de los Pozos diez minutos después.

El equipo de ceremonial de Presidencia había decidido más temprano continuar con la agenda prevista y no suspender el desfile militar sobre la avenida del Libertador, que el jefe de Estado siguió desde el palco oficial junto a su gabinete y Miguel Ángel Pichetto, compañero de fórmula del Presidente.

Pasadas las 16.30, el Salón de los Pasos Perdidos se empezó a poblar de dirigentes, familiares y ex funcionarios que se acercaron a darle la despedida final a De la Rúa.

Velado a cajón abierto, rodeado desde el inicio del funeral por Inés Pertiné -llegó al Parlamento quebrada y apenas dijo algunas palabras a los medios de prensa-, sus hijos Fernando, Antonio y Agustina, nietos y familiares. 

Luis Naidenoff, Ricardo Gil Lavedra y Julio Martínez fueron algunos de los dirigentes de la UCR que habían empezado a llegar al Congreso. Del gabinete, el jefe de ministros Marcos Peña y el secretario General de la Presidencia, Fernando de Andreis, pasaron unos minutos por el salón, saludaron a la familia del ex presidente y se fueron.