La codiciada jefatura del Ente Binacional Yacyretá, la central hidroeléctrica que aporta electricidad a prácticamente la mitad de los hogares argentinos, se encamina a quedar en manos de Ignacio Barrios Arrechea, un joven empresario maderero de Misiones impulsado por Cristina Fernández de Kirchner.
La jugada dejaría una nueva pieza del escenario energético en manos de la expresidenta.
Barrios Arrechea es un apellido de raigambre radical. Ricardo “Cacho” Barrios Arrechea, el padre del postulante, fue gobernador de Misiones por la UCR.
Enrique “Coti” Nosiglia definió alguna vez la candidatura de Barrios Arrechea de mediados de los ’70 como “el primer ejercicio colectivo de la Coordinadora”, en referencia a la agrupación juvenil que luego se transformaría en la usina de la renovación alfonsinista. Aquella vez no pudo ser: el triunfo electoral en la provincia lo lograría recién en 1983, con la primavera democrática. Y Barrios Arrechea debió luego renunciar porque Alfonsín lo terminó por convocar para asumir en el Ministerio de Salud y Bienestar Social.
Ahora, casi cuatro décadas después de aquel trayecto, el apellido Barrios Arrechea reaparece encarnado en su hijo y propulsado por el cristinismo para encabezar Yacyretá, la represa en eterna construcción que el expresidente Carlos Menem llegó a calificar como “monumento a la corrupción”.
Ignacio Barrios Arrechea es presidente de Ecomadera, un aserradero misionero que logró ubicar sus muebles de jardín en grandes cadenas de comercialización. La relación con Cristina Kirchner tiene su historia. Además de los vínculos políticos de su familia, Barrios Arrechea tuvo el singular privilegio de ser nombrado en una de aquellas memorables cadenas nacionales del apogeo cristinista. Fue en 2014, cuando Cristina Kirchner aseguró que detrás del aumento de precios existía la intención solapada de desestabilizar su gobierno y nombró a Barrios Arrechea como un empresario que había resistido la tentación inflacionaria. Poco después se reencontrarían en un viaje de Fernández de Kichner a Paraguay e inmortalizarían el reencuentro con una selfie.
El joven empresario ya trabajó en Yacyretá. Llegó a la represa durante la presidencia de Fernando de la Rúa. Pero terminó por ser echado tras un conflicto con Huberto Schiavoni, exdirector de la represa, según reconstruyen en el ámbito político. En la búsqueda de una reivindicación, Barrios Arrechea había pedido su regreso. Las necesidades cristinistas pueden llevarlo ahora al sillón principal.
Los antecedentes del kirchnerismo en la administración de la represa son turbulentos. Oscar Thomas, el último director del gobierno de Cristina Kirchner en Yacyretá, quedó involucrado en la causa de los cuadernos de las coimas. Recién el año pasado recuperó su libertad, tras pagar una caución de tres millones de pesos.
Históricamente asociada al poder político misionero, la visita de Alberto Fernández a Posadas había despertado expectativa sobre el inminente anuncio del nuevo director de Yacyretá, una de las vacantes que todavía quedaban en manos de los funcionarios nombrados por el gobierno de Mauricio Macri. De eso y otras cosas se habló en la reunión que compartieron el gobernador Oscar Herrera Ahuad, Carlos Rovira y Alberto Fernández en Posadas. Pero el anuncio no se concretó. De todas formas, en La Cámpora no tienen dudas. Aseguran que el lugar le corresponde a Cristina Kirchner, de acuerdo a las escrituras del loteo primigenio del Frente de Todos.
El nombramiento aparece en un contexto de tensión entre los referentes de Cristina Kirchner y de Alberto Fernández en el ámbito de la energía. Dos semanas atrás, el cristinista Federico Bernal, titular del Enargas, convocó a las principales empresas del sector a una “mesa de trabajo de productoras de gas”. No hubo en la reunión funcionarios de Desarrollo Productivo, a cargo de Matías Kulfas, aunque el ministerio tiene en teoría bajo su órbita la política energética. Un nuevo casillero puede ocuparse ahora en Yacyretá.