“Buen día para todos”. Con ese mensaje y una caja de cloroquina en sus manos, el presidente brasileño Jair Bolsonaro anunció en redes sociales que ya no está más infectado con el Covid-19 tras haber recibido positivo el 7 de julio.
En el tuit, Bolsonaro anunció el resultado negativo de la prueba de PCR y escribió “buen día para todos” en mayúscula. Además, compartió una foto en la que se muestra sosteniendo una caja de hidroxicloroquina, el remedio indicado contra la malaria al que ha atribuido su evolución favorable desde que contrajo los primeros síntomas.
El presidente, de 65 años, no informó cuándo se hizo el examen, el cuarto desde que se confirmó que contrajo la enfermedad el 7 de julio.
La última prueba, el 22 de julio, había mostrado que seguía portando el virus 15 días después del primer positivo.
Recluido
El presidente se mantuvo prácticamente recluido en el palacio presidencial de la Alvorada casi 17 días. La menor exposición de Bolsonaro llevó a una disminución de la temperatura política en Brasilia, luego de semanas de confrontación con otros poderes.
El derechista, quien reconoció dificultades para quedarse excluido en la Alvorada, mantuvo una agenda de trabajo con reuniones virtuales y apareció varias veces en los jardines de la Alvorada para saludar a la distancia a seguidores y hacer propaganda de la hidroxicloroquina. El jueves, en una salida imprudente, Bolsonaro paseó en moto por los alrededores de la residencia oficial sin máscara y conversó con trabajadores de limpieza.
La recuperación se demoró más de lo previsto para el mandatario, quien tenía previsto comenzar ayer una agenda de viajes por distintos estados brasleños, que comenzaría ayer en Piauí.
La pandemia ha desatado una crisis política y sanitaria en Brasil. Mientras el país registra 85.418 muertes y 2.349.302 casos confirmados de la enfermedad, con una media de poco más de mil muertes diarias desde el comienzo de junio, el presidente ha chocado con gobernadores y alcaldes por diferencias sobre la implementación de medidas de aislamiento social.
Desde la llegada del virus, que Bolsonaro llamó una “gripecita”, la principal preocupación del derechista ha sido el impacto económico del parate de actividades, y alertó que las consecuencias no pueden ser peores que las de la propia enfermedad.