Ante el fracaso de la conciliación obligatoria entre la Unión Tranviaria Automotor y la Secretaría de Trabajo de la Nación, volvió a activarse la medida de fuerza, dejando a pie a miles de personas que usan el servicio de transporte público.

El tercer paro consecutivo del servicio de transporte urbano de pasajeros que se llevó a cabo desde las 22 de ayer hasta las 6 de hoy, dejó a muchos usuarios varados en las diferentes paradas, dado que las unidades pasaban de largo y con las luces apagadas antes del horario anunciado.

 

No hubo acuerdo entre la Unión Tranviaria Automotor y la Secretaría de Trabajo de la Nación, por lo que se estima que la medida se prolongará toda la semana.

 

Promediando las 21:00 de ayer, algunas paradas céntricas de colectivos y mientras algunos usuarios tenían la suerte de alcanzar algunas unidades, otros observaban como el micro del ramal que los llevaría a sus domicilios pasaba cerrado y con las luces apagadas, como la línea 110 que dejó varada a Rosa, quien había llevado a su hijo con discapacidad al médico y sólo contaba con el carnet para volver a su casa.

Natalia, una usuaria de la línea 104, había pedido permiso en su trabajo para salir una hora antes, igual que el lunes y el martes. “Pero después voy a tener que devolver las horas a mis compañeros que vinieron más temprano para que pueda salir yo”, aclaró.

 

Graciela, usuaria de la línea 108, también se encontraba esperando el colectivo y comentó que “ayer tuve que volver caminando, un remis hasta mi casa sale un poco más de $100 pesos y no puedo gastar eso en un solo viaje”. “Espero tener mejor suerte hoy”, agregó.

 

En esta situación, en la que los afectados son trabajadores y estudiantes, y dado que el paro también lo concretarían los choferes del servicio interprovincial Chaco-Corrientes, Lucía, que estudia en la vecina ciudad, comentó que “tenía clase hasta las 21, pero me retiré antes para llegar y tomar otro colectivo que me lleva hasta mi casa, pero me parece que ya lo perdí, espero 10 minutos más, sino me voy a tener que ir caminando”.

 

En este panorama conflictivo para los usuarios, se debe destacar que las unidades llegaban en grupos de dos o tres de acuerdo a la línea. Algunos totalmente cerrados y con luces apagadas y otros todavía permitían el ascenso de pasajeros. Aunque más de uno eligió subir a cualquier unidad que los deje cerca de su vivienda, ya sea para luego llegar caminando o subir a un remis y abaratar costos.

 

También los remises frecuentaron las paradas de colectivos y con señales de luces ofrecían a los usuarios viajar con ellos, y varios de los que llevaban más de 15 minutos, desesperanzados, terminaban ascendiendo a los coches.