Hubo críticas de Cambiemos y el PJ no kirchnerista. Pablo Moyano aludió a una “venia” de Francisco para la marcha del sábado. Y monseñor Radrizzani tuvo que salir a negar que exista el respaldo de la Iglesia a un sector político.
El brazo del obispo Agustín Radrizzani sobre el hombro de Hugo Moyano, la foto del respaldo de la Iglesia al jefe de Camioneros con la Basílica de Luján de fondo, causó impacto y diferentes interpretaciones en el Gobierno y todo el espectro político con la mirada en dos planos: la conflictividad social y la disputa electoral, ambas con intensidad en aumento en estos últimos meses del año.
La marcha multitudinaria con críticas al modelo económico de Mauricio Macri, “misa ecuménica” y el apoyo implícito de la Iglesia a los Moyano se concretó en el cierre de una semana complicada para los líderes de Camioneros, con el pedido de detención del fiscal Sebastián Scalera a Pablo Moyano, luego desestimado por el juez Luis Carzoglio.
Ese apremio judicial profundizó el enfrentamiento con el Gobierno y al acto en Luján asistieron referentes del peronismo, en buena medida del sector más recostado en Cristina Kirchner. La definición política de la Iglesia desencadenó reacciones y abrió otra vez las especulaciones sobre el grado de incidencia del Papa Francisco.
“No se podría haber realizado esta movilización en la Basílica de Luján sin la venia de él”, buscó imprimir Pablo Moyano el sello directo de Jorge Bergoglio.
En el Gobierno lo relativizaron. A diferencia de la disputa con el líder de Camioneros, un adversario conveniente de acuerdo con la mirada del macrismo aun con el riesgo de mayor conflictividad en la calle, la Casa Rosada procura evitar un conflicto abierto con la Iglesia. En un contexto crítico de la economía e incremento de la pobreza, María Eugenia Vidal y Carolina Stanley se apoyaron en los obispos y representantes de otros cultos para reforzar la asistencia social. Las dos funcionarias -con Federico Salvai, jefe de Gabinete bonaerense- habían ido al Vaticano a reunirse con el Papa, en junio. La relación a su vez quedó desgastada por el debate por la legalización del aborto en el Congreso.
“Creemos que es una parte de la Iglesia la que tiene esa postura, no todos. Hay un doble juego aunque no puedo contestar si el Papa en persona es parte de ese manejo”, dijo un alto funcionario, que destacó la “buena relación” con Oscar Ojea -titular del Episcopado-, Víctor Fernández -obispo de La Plata- y otros referentes de la Iglesia: “Con casi todos, salvo (Jorge) Lugones y los que estaban ahí”.
Junto a Radrizzani, el presidente de la Pastoral fue el más apuntado por el Gobierno: Lugones recibió a Hugo Moyano el miércoles y hace unos meses le reclamó mayor sensibilidad a Vidal, en un encuentro en Mar del Plata. Para la Casa Rosada, el aval de Macri a la discusión sobre la interrupción voluntaria del embarazo no incidió de manera decisiva.
Mario Negri, jefe del interbloque de Cambiemos en Diputados, cuestionó la misa en Luján con ironía.
“Me parece que Radrizzani habló a título personal, es lo que quiero creer. Lo natural es que la Iglesia reclame por los pobres pero también que lo haga por la corrupción y en Luján había mucha gente que debe saber algo del país que se robaron. Habrá sido un descuido del monseñor“, dijo el radical.
Durante su discurso, Radrizzani citó al Papa con tramos que se interpretaron como críticas a la política económica del Gobierno. Más allá del rechazo, un legislador del PRO a la vez sacó conclusiones positivas para el macrismo en términos políticos. “Al apoyar a personas que están cerca de la cárcel, esos obispos pierden autoridad para opinar sobre temas sociales. El abrazo con los Moyano va a acompañar por mucho tiempo a Lugones y Radrizzani”, consideró.
El arzobispo salió a negar un respaldo a un espacio político o sindical: “Nunca tuve la intención de apoyar ni a un partido, ni a una ideología, ni a personas concretas”.
El acto generó reacciones en otros espacios opositores. “No es bueno que la Iglesia tome partido en ningún sentido. Es una institución de carácter religioso que debería estar por encima de la coyuntura y las banderías políticas”, aseguró el socialista Miguel Lifschitz, gobernador de Santa Fe.
“Es una estrategia de entrega del movimiento obrero al clero, que ha cambiado el rechazo del aborto por la contención del estallido mientras pasa el ajuste”, dijo Néstor Pitrola, del Partido Obrero.
En privado, un integrante del peronismo federal marcó contradicciones de acuerdo con la mirada de ese espacio: “Es legítima una movilización de la gente por trabajo, pero la credibilidad de algunos dirigentes es otra cosa. Son fotos muy confusas”.
A Luján asistieron Daniel Scioli, Felipe Solá, Guillermo Moreno, Eduardo De Pedro, Gustavo Menéndez, Verónica Magario, Roberto Baradel, Guillermo Oliveri y Eduardo Valdés, entre otros.
El conflicto del Gobierno con Moyano y la posición más dura de otros referentes sindicales seguirá su curso en estos días. La CGT definirá el jueves si confirma la convocatoria a un paro de 36 horas en noviembre, con movilización.
Fuente: clarin.com