El juego fue equilibrado, friccionado por momentos. La visita controlaba el score, pero por escasa diferencia.

 

 

Sobre el final logró establecer distancias, y en una acción reglamentaria, se empezó a desvirtuar la situación.

 

 

A segundos de la finalización, con el juego abrochado para Antorcha, se produjo un hecho que terminó siendo el detonante de lo que vendría después.

 

 

El entrenador de la visita solicitó un tiempo muerto, que provocó la reacción de los simpatizantes locales a viva voz. Concluido el juego, la afición y protagonistas siguieron con los reclamos por esta situación, llegándose a la efervescencia que en segundos, llevó las acciones a una gresca generalizada que duró varios minutos.