Es la hora de la siesta y el estadio de Italiano está desierto. El equipo finalizó la práctica y los utileros están terminando de lavar las camisetas. De repente comienzan a ingresar autos con personajes que parecen conocerse de toda la vida. Cada uno luce la indumentaria de su club y ahí nomás arranca una reunión, con diario Perfil como único testigo. Levantan la mano para pedir la palabra y el resto escucha atentamente. Son barras que pretenden terminar con la violencia en el fútbol.
La invasión de estos grupos violentos es uno de los grandes problemas que sufre el fútbol argentino. De hecho, no hay organismo de seguridad que los haya podido controlar. Si bien se llevaron a cabo diferentes intentos, la complicidad dirigencial y la connivencia política terminan jugando siempre a su favor. En ese contexto, las mismas hinchadas que muchas veces se enfrentaron y hasta perjudicaron a sus clubes, ahora deciden jugar en equipo con un objetivo en común.
Juntos por el Ascenso es una agrupación de barras integrada por referentes de las instituciones de las categorías más chicas del fútbol argentino. Así como en algún momento se armó Hinchadas Unidas Argentinas, en esta ocasión los líderes de las hinchadas de Primera C y D conformaron una ONG con diferentes objetivos, entre ellos el del regreso del público visitante al fútbol sabatino y el de compartir de manera pacífica el mundial de Rusia.
“No estamos acá para garronear viajes ni entradas de protocolo para los partidos de la Selección. Todos queremos ir al Mundial, pero la idea de juntarnos tiene que ver con garantizar la seguridad en los partidos y darles una mano a los clubes. Lo hacemos por el ascenso y por nuestras familias”, explica Darío Velárdez, ex líder de la barra de Italiano y a su vez miembro de la facción disidente de la hinchada de River.
La primera cumbre de este grupo de barras se realizó en General Lamadrid, y a los pocos días volvieron a juntarse en la confitería de El Porvenir. Allí establecieron pautas de convivencia y lograron llegar a una tercera reunión en el gimnasio de Dock Sud. Mientras tanto se fue conformando una mesa chica que pudo ingresar a la AFA y al Congreso Nacional.
Jonathan Kresta, jefe de la barra de Claypole y presidente de la ONG, se refirió a un clásico exitoso ante San Martín de Burzaco: “Hace poco pudimos jugar un amistoso con las dos hinchadas y no hubo un solo problema. Juan Manuel Lugones, titular de APreViDe, no podía creer lo que habíamos hecho. La idea es que pueda volver el público visitante a los estadios”, manifestó.
A propósito de la seguridad, los integrantes de la agrupación consideran que las jefaturas no se ganan más a los tiros, sino mediante el diálogo: “Queremos trabajar con los municipios y los organismos de seguridad para garantizar la paz”, sostuvo Cristian Giménez, capo de la barra de Ferrocarril Midland.
Comienza a caer la tarde en Ciudad Evita y los barras guardan los trapos y abandonan el estadio República de Italia.