Es el vigente bicampeón y no quiere ceder el trono. El Real Madrid, que defiende con uñas y dientes su corona europea, dio otro paso para agigantar su rica historia a nivel continental. El club 'Merengue' consiguió un boleto a la final de la Champions League al empatar 2-2 ante el Bayern Múnich en el Santiago Bernabéu. Tras haberse impuesto por 2-1 en territorio alemán, consiguió un empate que le dio el pasaje a la final del 26 de mayo en Kiev y espera por el ganador de la serie entre Roma y Liverpool (2-5 en la ida).

El partido comenzó con el pie izquierdo para el elenco dirigido por Zinedine Zidane, ya que antes de cumplirse los tres minutos de juego hubo un gol del conjunto muniqués. El lateral derecho Joshua Kimmich, quien también había abierto el marcador en el Allianz Arena, se proyectó al ataque, pisó el área y capturó un mal despeje del capitán Sergio Ramos a un centro de Thomas Müller para anotar el primer gol de un partido que se tronaría electrizante.

El ritmo de juego se volvió frenético. La falta de mediocampistas de contención en ambos equipos hacía que las transiciones fueran rápidas y que el juego se concentre en las áreas. El FC Bayern hacía circular el balón y buscaba atacar por las bandas, mientras que el Real Madrid pretendía recuperar y salir rápidamente de contraataque.

A los 10 minutos, el francés Karim Benzema anotó el gol de la igualdad que llevó tranquilidad al conjunto local al cabecear con comodidad un centro del brasileño Marcelo desde la izquierda. Tal como sucedió en Múnich, el equipo español encontró la igualdad rápido y no se dejó amedrentar por la desventaja.

Poco a poco, la intensidad fue disminuyendo y, pese a que hubo algunas otras situaciones de peligro (una muy clara del colombiano James Rodriguez), ambos equipos se marcharon igualados al descanso. Un resultado que favorecía al conjunto madridista y que obligaba al elenco germano a anotar obligadamente un gol para forzar la prórroga en la segunda mitad.

Al iniciar el complemento, en el primer minuto, un error defensivo de Los Bávaros facilitó la remontada del equipo español. El francés Corentin Tolisso jugó un balón muy comprometido para su arquero Sven Ulreich, quien ante la presión de Benzema dudó en rechazar y le cedió el segundo gol al atacante galo. Benzema no marcaba desde fines de marzo pero cortaba su sequía con dos goles fundamentales para las aspiraciones de su equipo.

Sin embargo, los hombres de Jupp Heynckes no se darían por vencidos y se volcarían de lleno al ataque para intentar dar vuelta la serie. Uno de los centrales, Niklas Süle, apareció como extremo derecho y envió un centro al corazón del área, donde apareció el colombiano James Rodríguez para marcar el gol del 2-2. Un tanto fundamental para mantenerse en partido y muy especial para James por cómo fue su salida del club blanco, a quien todavía pertenece ya que juega cedido en el elenco muniqués.

Mientras aumentaba la tesitura del encuentro, los entrenadores movieron los banquillos. Zidane mandó a la cancha a Casemiro por Kovacic para defenderse mejor y a Gareth Bale por Benzema para explotar la velocidad en ataque. Heyenckes, por su parte, sacó a Tolisso y puso al centrodelantero Sandro Wagner, para ir a buscar el gol de triunfo con cuatro delanteros.

Los minutos finales fueron un recital de centros al área del Real Madrid, donde se lució el portero costarricense Keylor Navas. Pero nuevamente el club blanco se devoró los merecimientos de su rival. Independientemente de las polémicas arbitrales, el equipo de Zidane ha demostrado que tiene una mística especial en la Champions League. Ha ganado las últimas dos ediciones y, tras eliminar al poderoso Bayern Múnich, se afirma como candidato a ganar su tercer título consecutivo y el decimotercero de su historia.

Fuente: lanacion.com