La creciente preocupación en la capital correntina por el aumento de la violencia juvenil se ha hecho evidente tras el reciente operativo policial que resultó en la detención de diez menores de edad, involucrados en una serie de incidentes violentos en la zona del hipódromo.
La situación fue abordada en De Regreso donde se destacó la alarma generada entre los vecinos tras una serie de agresiones reportadas por jóvenes en las calles. Según los testimonios, los menores utilizaban gomeras y balines, afectando la seguridad del vecindario y causando daños a bienes públicos y privados. Un remisero que fue entrevistado en el programa expresó su angustia, afirmando que la violencia ha llegado a niveles preocupantes.
El Licenciado Ariel Romero, jefe de relaciones policiales de la provincia de Corrientes, informó que el procedimiento se llevó a cabo en la noche de ayer, alrededor de las 23 horas, cuando la policía fue alertada sobre una pelea intensa en la Avenida Raúl Alfonsín. Al llegar, encontraron a un grupo de jóvenes con elementos que se utilizarían para cometer delitos, incluyendo gomeras y proyectiles de cristal.
“Se secuestraron teléfonos celulares, dinero en efectivo y otros elementos vinculados a actividades delictivas. Afortunadamente, no hubo heridos de gravedad”, comentó Romero. Sin embargo, los jóvenes, que tienen entre 15 y 17 años, fueron entregados a sus padres tras el procedimiento, lo que ha suscitado un debate sobre la falta de medidas efectivas para la resocialización de los menores.
La problemática no se limita a una única zona de la ciudad; las pandillas han sido reportadas en varios barrios, y muchos vecinos han manifestado su preocupación por la impunidad con que operan debido a su edad. Las autoridades destacan que, a pesar de los arrestos, los menores suelen liberse rápidamente, lo que genera un ciclo de repetición de comportamientos delictivos.
El comisario Romero resaltó que estos grupos suelen atacar iluminación pública y vehículos, una actividad que parece haber sido normalizada entre los jóvenes, quienes encuentran en las redes sociales una forma de jactarse de sus acciones delictivas. Este fenómeno ha abierto un debate sobre la necesidad de reformar no solo las políticas de seguridad, sino también los mecanismos de intervención y educación para prevenir la violencia juvenil en el futuro.
El caso ha capturado la atención de los medios y la opinión pública, reflejando un preocupante reto social y cultural en la provincia de Corrientes. Las familias y la comunidad en general se encuentran en un momento decisivo para buscar soluciones que aborden esta alarmante tendencia.