El líder ultraconservador mantendrá escaso contacto con la prensa y concentró el apoyo de sectores de derecha. El postulante petista intenta el apoyo de la izquierda.

A horas de la primera vuelta electoral del último domingo, los dos candidatos que disputarán el balotaje el próximo 28 de octubre comenzaron ayer mismo a armar sus estrategias de campaña y a construir un escenario de eventuales alianzas.

Jair Bolsonaro, que al obtener 46% de los votos terminó en primer lugar, mostró algunas cartas para los 20 días que restan hasta el decisivo segundo turno. Por lo pronto, mantendrá muy escasos contactos con la prensa, elegida especialmente entre aquellos que se mostraron dóciles con su figura. No por casualidad eligió ayer utilizar la radio Jovem Pan como vehículo para revelar sus pensamientos. A esa emisora le dijo que irá a desplegar un discurso agresivo contra el opositor Fernando Haddad, que obtuvo 30%. “No puedo convertirme en Jaircinho paz y amor. Eso sería violentarme. Tengo que continuar siendo la misma persona”.

Esa “flexibilidad cero”, según su definición, será aplicada a los propios compañeros de ruta. A Paulo Guedes, el “Chicago boy” elegido para ser su próximo ministro de Hacienda, le exigió que se mantenga en silencio. Y otro tanto le demandó a su candidato a vice, el general retirado Antonio Hamilton Mourao.

Guedes dijo públicamente que pensaba reinstalar un impuesto a las operaciones financieras que se había creado en la época del ex presidente Fernando Henrique Cardoso. De inmediato, el mundo financiero y empresarial puso el grito en el cielo. Desde entonces tiene prohibido hablar. En cuanto al militar retirado es conocido por sus declaraciones inconvenientes. La última, por ejemplo, habló con orgullo de su nieto: “Miren que cara bonita. Es el resultado de un blanqueo de la raza”. Bolsonaro lo cruzó de inmediato: “Por amor de Dios, eso no suma absolutamente nada y le da municiones al enemigo”.

Por último, el candidato de la derecha argumentó que está dispuesto a debatir con Haddad: “Al final de cuentas, no va a ser difícil discutir con él”. Sin embargo, su prudencia del momento se vio empañada por lo que dijo luego de su triunfo parcial en la primera vuelta: “Si tuviéramos confianza en el voto electrónico, hoy (por el domingo) ya hubiéramos tenido el futuro presidente de la República”. Bolsonaro y sus seguidores no confían en que no haya fraude; y culpan por una eventual derrota al sistema de votación.

Algunos ex candidatos de centro, como la gaúcha Ana Amelia, que fue vice en la fórmula del derrotado Geraldo Alckmin, ya se decidió por el ex capitán del Ejército. “Yo voté por el impeachment a Dilma Rousseff y no tendría sentido que apoye a Haddad”. Sin embargo, el Partido Progresista al que pertenece la senadora aun no decidió a quién irá a respaldar. Precisamente, hoy se reunían sus dirigentes con el miembro de Demócratas Rodrigo Maia y el titular de Solidaridad, Paulonho de Fuerza Sindical. De ese cónclave todavía no salió el humo blanco.

Por su lado, el petista Haddad ha mostrado su preferencia por los contactos con los periodistas. Hasta ahora prefirió llevar sus posturas a grandes conferencias de prensa que unen profesionales brasileños y corresponsales extranjeros.

En uno de esos encuentros, el candidato de la coalición “Brasil Feliz de Nuevo” mostró ayer los ejes de la nueva estrategia. Por de pronto, enterró la consigna “Lula es Haddad; Haddad es Lula”. Ayer a la mañana estuvo en Curitiba, donde visitó en prisión al ex presidente, preso por corrupción. Ante la prensa que lo aguardaba a la salida de su reunión con el jefe político, Haddad decidió simplemente responder que lo había saludado sin hablar de ningún asunto político. Los que están en su campaña entienden que éste es el momento de despegar esa unión simbiótica entre ambos políticos.

Es en ese contexto en que entra en juego el tejido de alianzas. El petista se ilusiona en tener como socio directo a Ciro Gomes, quien obtuvo 12,5% de los votos, y se ubicó en el tercer puesto del ranking electoral. No olvida sin embargo a Marina Silva, con quien intercambió un llamado telefónico. Y tampoco desprecia el eventual aporte que podría significar una aproximación con el socialdemócrata Geraldo Alckmin. Hasta se habló, en su campaña, de un eventual diálogo con Henrique Meirelles, el ex ministro de Hacienda del presidente Michel Temer. En la cita con la prensa en Curitiba sostuvo claramente: “Tengo todo el interés de que las fuerzas democráticas progresistas estén unidas”. Para el candidato lulista de ahora en adelante se tratará de ocultar quién sería el que teje y desteje por detrás del escenario. “Los resultados son muy expresivos y me hicieron entender los riesgos que corre la democracia”, declaró en su bunker en un hotel de la región central de San Pablo.

Aunque el candidato plantea mantener su estilo racional y de no agresión, es difícil que pueda alcanzar ese cometido. Sus asesores aconsejan que las críticas a Bolsonaro deben apuntar a demostrar la “fragilidad” institucional del ex capitán. Por ejemplo, que no tiene equipo de gobierno y que le falta sentido de la democracia. También se empeñará en destacar el temperamento “huidizo” de su adversario que, en los debates, “evitar el ojo en el ojo”, es decir mirar de frente.

Dos elementos se destacaron este lunes. El primero fue una noticia mentirosa, no se sabe de dónde surgió, que le hacía decir al ex presidente Cardoso: “No me queda otra que apoyar a Haddad”. El ex jefe de Estado replicó en Twitter que eso era falso, ya que para apoyar a alguien se necesita conocer su proyecto. La otra noticia es que Haddad le pide a Bolsonaro que firmen un compromiso para “no distribuir noticias falsas a través de las redes sociales”.

Fuente: clarin.com