Mario Poli, arzobispo de Buenos Aires, reclamó que el debate por la ley “no oculte ocuparse del verdadero problema de los argentinos, los pobres”.

El arzobispo de Buenos Aires, Mario Poli, les pidió a los senadores “que no interrumpan la tradición de legislar para el bien común”, a horas de que se vote en la Cámara alta el proyecto de interrupción voluntaria del embarazo. Lo hizo este martes por la mañana, en Liniers, durante la tradicional misa por San Cayetano, el patrono del trabajo, a quien le pidió que “dé una mano en defensa de la vida por nacer”. Y tuvo otra frase fuerte: aseguró que el verdadero problema de los argentinos es la pobreza.

Sobre los adoquines, en un escenario con altar incluido, minutos pasadas las 11 arrancó la misa principal que presidió Poli, arzobispo porteño y primado de la Argentina. Gran parte de su discurso estuvo dedicado al debate por la legalización del aborto. Los creyentes lo escucharon en silencio, mientras a muchos se les escapaban las lágrimas.

 

“Hoy vivimos en nuestra Nación serios desafíos. Pero ninguno es tan serio y grave como el que tienen en sus manos los legisladores del honorable Senado de la Argentina. Todos sabemos que se juega la aventura de niños y niñas concebidos y que esperan nacer en el vientre de sus madres. El proyecto de ley que abona la interrupción voluntaria del embarazo, de aprobarse, pone a los indefensos y vulnerables seres humanos que se están gestando en un camino sin salida. Excluidos de la legítima defensa, sin juicio, ni proceso. Sólo les corresponderá el deber de aceptar morir sin más. Porque sabemos que detrás de la incomprensible palabra interrupción, no hay nada más. Y los cristianos como ciudadanos elevamos la voz de los que no pueden hablar. En defensa de las dos vidas: la del mamá y la del bebé”, señaló Poli.

“No juzgamos a nadie. Y menos a las madres que por motivos que sólo ella y Dios saben, a veces bajo presión de situaciones angustiantes, sin trabajo, solas, y padeciendo hasta el final la incomprensión de su entorno, optan por el aborto, que siempre será un drama, y lejos de ser una solución, con él comienza un camino difícil de llevar en la vida. Para ellas los brazos siempre estarán abiertos para consolar, perdonar, y animar a seguir caminando. Porque Dios es un padre bondadoso”, continuó el arzobispo. “Le pedimos a San Cayetano que nos dé una vez más una mano. Para que las mamás jóvenes encuentran un espacio y tengan la alegría de concebir a pesar de todo”, agregó.

 

Sobre el final de su discurso, Poli presionó directamente los senadores que el miércoles votarán el proyecto de legalización del aborto que ya consiguió la media sanción en Diputados: “Desde aquí elevamos nuestra oración para que los miembros del honorable Senado de la Nación no interrumpan la honrosa tradición de legislar para el bien común. Con leyes que abran a la esperanza de nuestro pueblo. A favor de la cultura de la vida. Y protegiendo los más débiles e indefensos que esperan participar en esta historia, que tienen derecho a pertenecer a una nación, lugar donde se nace, donde hay lugar para todos, donde nadie sobra y hacen falta. Quién sabe si entre ellos puedan hacer un varón o una mujer que tengan los dones académicos para llevar a nuestro pueblo por el camino del presente, la paz y de la Justicia. Quién sabe si entre ellos no nacerá un santo o una santa que haga más feliz nuestras vidas”.

“Que este debate no oculte ocuparse del verdadero problema de los argentinos, los pobres. Los que hoy suman casi la tercera parte de la población. No sin sufrimiento ni postergación incomprensibles”, concluyó Poli.

 

CLARIN