Durante ese tiempo se construyeron junto a las familias 13.558 viviendas de emergencia (unas dos por día) y se movilizó a 135.602 voluntarios en actividades y eventos masivos, como la colecta anual. Solo en 2017 se recaudaron $94.696.648 y se levantaron 981 viviendas, trabajando en 111 asentamientos.

Además, se realizaron 325 cursos de emprendedores y 404 de oficios (de los cuales se graduaron 13.113 personas); y se crearon 16 espacios de apoyo escolar complementario y 10 juegotecas.

Otro de los éxitos que dejó el año pasado fueron las 30 "viviendas semilla" que se construyeron: se trata de un modelo rediseñado que tiene la posibilidad de transformarse, de forma progresiva, en un hogar definitivo.

El objetivo de la organización es continuar visibilizando y poniendo en la agenda política la situación de vulnerabilidad en la que viven miles de argentinos, y una de sus metas es que en el Censo 2020 se incluyan los asentamientos informales.

"Buscamos que haya preguntas que den cuenta de los problemas que nosotros observamos en los asentamientos y que los vecinos participen en la confección del censo -dice Florencia Drucker, directora nacional de Comunicaciones de Techo Argentina-. Aún falta mucho camino por recorrer para que aquellos sean parte del diseño de las soluciones para sus barrios: hay que aprovechar ese capital social".

En octubre, además, se realizará en Buenos Aires, en el marco del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, un encuentro del que participarán mil voluntarios y vecinos de barrios vulnerables de toda América latina y en el que se buscará reflexionar sobre cómo construir ciudades más integradas y justas.

"Aunque el aumento de la inversión pública ha sido significativo en nuestro país, en la perspectiva de los 4300 asentamientos informales no es suficiente para resolver el problema de fondo. No hay ciudad o país en el mundo que tenga resuelto el problema del hábitat que no regule de manera efectiva el mercado del suelo", concluye Drucker.