La investigación fue publicada en el Journal Medical Entomology bajo título “Cold Season Mortality Under Natural Conditions and Subsequent Hatching Response of Aedes (Stegomyia) aegypti (Diptera: Culicidae) Eggs in a Subtropical City of Argentina”,
Los huevos de esta especie de mosquito necesitan de un período de 48 horas para permitir el desarrollo del embrión en su interior, luego de ese lapso si son inundados eclosionarán y emergerán las larvas del estadío 1. Si son inundados antes, lo más probable es que no eclosionen, pero si no son inundados, podrán permanecer hasta un año aproximadamente en estado latente, con el embrión en su interior.
En las regiones templadas y subtropicales, las poblaciones de Aedes aegypti sobreviven a las condiciones desfavorables (de bajas temperaturas, poca humedad ambiente, y pocas precipitaciones) en estado latente como huevo. Esas condiciones se presentan principalmente en el invierno. Cuando las condiciones ambientales se vuelven favorables los huevos que sobrevivieron al invierno se constituyen en las próximas poblaciones de mosquitos en la primavera y verano.
En ese contexto, el área de Entomología del Instituto de Medicina Regional- en 2013 analizó la mortalidad de huevos de Aedes aegypti expuestos a la estación invernal de la ciudad de Resistencia (Chaco), así como sus patrones de eclosión bajo condiciones de laboratorio.
Este estudio fue parte del trabajo final de graduación para acceder al título de Licenciado en Ciencias Biológicas de Javier Orlando Giménez bajo la dirección de la Dra. Marina Stein.
Ambos investigadores explicaron que a partir a partir de larvas y pupas del mosquito Ae. aegypti, colectadas de floreros del cementerio municipal San Fransisco Solano de la ciudad de Resistencia, se obtuvo una colonia de la especie en laboratorio.
Los mosquitos adultos emergidos en el insectario del Instituto de Medicina Regional de manera controlada, fueron alimentados, y luego de la cópula entre machos y hembras, estas últimas depositaron huevos en bajalenguas de madera.
Los huevos adheridos a los bajalenguas (tablillas de madera) fueron distribuidos en cuatro viviendas unifamiliares, con jardines y patios arbolados dentro de dos tipos de dispositivos experimentales.
Uno de los dispositivos consistió en macetas (de 10 cm de alto x 10 cm de diámetro) con una cubierta de plástico (plato) adherida a 0,8 cm por encima de la abertura superior, cubriendo la maceta completamente para evitar que el agua de lluvia entre en ella y evitar que eclosionen los huevos.
Al otro dispositivo se le agregó además una malla fina de nylon por encima del plato, que la envolvió por completo para evitar el acceso de organismos macroscópicos (posibles predadores de huevos de mosquitos).
Los huevos adheridos a los bajalenguas se ubicaron en el interior de las macetas sujetados con clips.
Los dispositivos permanecieron expuestos a las condiciones ambientales durante el invierno de 2013. Al finalizar el invierno, los dispositivos fueron llevados al laboratorio para hacer un recuento y clasificación de los huevos en: colapsados, perdidos o intactos mediante el uso de lupa. Todos los huevos colapsados se descartaron y removieron de las paletas, registrándose como muertos, mientras que los huevos intactos fueron contabilizados. Las paletas con los huevos intactos fueron colocadas en bandejas de plástico para ser inundadas en 250 ml de agua declorada y con ello estimular la eclosión de los mismos.
De un total de 6.411 huevos expuestos, se recuperaron 5.768 (89,97%), de ese total recuperado 2.299 (39,85%) no sobrevivieron (colapsados + no viables) a la estación invernal.
Según explicaron la Dra. Marina Stein y el licenciado Javier Giménez, las condiciones ambientales de la estación fría en la ciudad de Resistencia no afectaron en gran medida la supervivencia de los huevos, pues más del 50% sobrevivieron.
En cuanto al patrón de eclosión observado en este estudio, el 99 % de los huevos viables eclosionaron durante las 8 inmersiones realizadas, aunque un alto porcentaje lo hizo durante las primeras inmersiones (70%).
Ello indica un rápido aumento de la población ante los primeros estímulos de condiciones más favorables (estación de cría), pero un lote de huevos de eclosión más retardada podría mantenerse para posibles eventos desfavorables como el secado de los criaderos.
Estos resultados deben alertar a las autoridades sanitarias dado el elevado porcentaje de supervivencia de huevos durante la estación invernal, representando este conocimiento un factor clave para la implementación de medidas de control por parte de las mismas autoridades.
Para los investigadores del Instituto de Medicina Regional de la UNNE, esto implica que los mayores esfuerzos de control de la especie (aunque no los únicos) tendrán más resultado si se realizan en la estación invernal donde las poblaciones de este insecto vector son más vulnerables (huevo) y al estar principalmente contenidas en los recipientes con acciones que impliquen la limpieza, remoción, y guardado de los mismos, “estaríamos eliminando una parte importante de los futuros mosquitos voladores” indicaron.
Asimismo las campañas de difusión destinadas a la población también deberían concentrarse o no interrumpirse durante el invierno.