El goyano recordó el Mundial y el subcampeonato de Argentina a 30 años de aquel equipo que quedó en la historia aún sin lograr quedarse con la Copa. Maradona, la gente de Nápoles y la intimidad de un partido en el que eliminaron a los organizadores. Fue el primer jugador en ver la tarjeta roja en una final pero también anotó un gol para la clasificación en la fase de grupos.

En dialogo con La Red Deportiva (La Red Corrientes 107.1 MHZ), Pedro Damián Monzón recordó aquella cita mundialista al cumplirse hoy 30 años de las semifinales ante Italia. Argentina pasó por penales, Nápoles estaba dividida por el amor a Maradona y la selección accedía a una nueva final por los penales de Goycochea.

Hoy, el exdefensor de Independiente de Avellaneda es el entrenador de Argentino de Quilmes, de la primera B, en el que “vamos a cumplir 3 años continuados en octubre y esta Pandemia paró todo. Estuvimos en la C, salimos campeones y este año en la B”.

“Hace 19 años que trabajo como director técnico, en varios países, pero acá en la Argentina hace mucho que trabajo en el ascenso”, aclaró al momento de hablar sobre su presente en plena cuarentena.

El Mundial de Italia ’90 siempre trae buenos recuerdos. El equipo golpeado de Bilardo y Maradona que avanzó cada instancia hasta llegar a la final, a pesar de no sentirse tan cómodos en la península itálica porque “parecía que molestamos”, según el ‘Moncho’ que anotó el gol del 1-1 ante Rumania que permitió la clasificación de la selección a los octavos de final como uno de los mejores terceros.

“Muchos recuerdan y los que tuvimos la suerte de ponernos la camiseta de la selección y defenderla como pudimos, sabemos que gran parte de nuestro país recuerda a aquella selección. Creo que no se jugó un fútbol como le gusta a la Argentina porque tuvimos muchísimos problemas desde el inicio del certamen con bajas, con lesiones, por algo raro que nos pasaba”, arrancó.

“Fue una selección a la que nos hicieron pocos goles, tal vez defensivamente estábamos bien afilados pero por ahí nos costó continuar con los mismos once más partidos seguidos, que es lo que se pide en un equipo. Hacíamos lo que podíamos –digo yo- pero también lo que habíamos entrenado durante muchísimos años, y a fuerza de defendernos, de esperar una genialidad de Diego (Maradona) como esperaban todos, y pudimos llegar a la final”, agregó.

A 30 años de las semifinales, Monzón explicó que “el partido de Italia fue dificilísimo, con algunas bajas, pero fue merecido el triunfo aunque haya sido por los penales. Fue muy difícil ese Mundial, teníamos mucha gente en contra que parecía que no quería que Argentina siga escalando fases, pero con mucho esfuerzo pudimos llegar a la final que después la perdimos. Hoy, con 30 años que pasaron, con algunos compañeros tal vez disfrutamos un poco más porque nosotros crecimos –como jugadores de fútbol- con el pensamiento de que ‘el segundo no sirve’, que ‘el segundo es el primer último’. Era un pensamiento erróneo pero era como crecimos dentro del fútbol. Hoy nos damos cuenta que es muy importante, no todos los equipos pueden llegar a la final, hoy es más valorable que antes”.

Al revivir el Italia-Argentina disputado en Nápoles, el goyano contó que “el estadio estaba dividido en dos: la mitad alentaba por Argentina, con argentinos e italianos; y la otra gritaba por Italia, pero el único que pudo lograr esa división, incluso en Sur y Norte, fue Diego porque lo amaban -y lo siguen amando en Nápoles-, y porque hizo un poco más grande a Napoli, logrando varios campeonatos. Pero era todo por Diego, sentían un gran amor por él, y nos favoreció porque nos hacían sentir que no estábamos tan solos en ese partido”.

Luego detalló que “dentro de la cancha fue un partido duro, difícil. No me tocó jugar ya que estaba en el banco por decisión del técnico. De afuera lo vi, y vi muy bien a la selección, con muchos nervios, con ganas de estar dentro de la cancha pero respetaba la decisión de Carlos Bilardo”.

Además de Maradona, 1990 fue el surgimiento de Sergio Goycochea quien reemplazó al lesionado Nery Pumpido en el encuentro de la segunda fecha ante Unión Soviética. Al respecto, Monzón explicó que “Goyco entró con Rusia por la lesión de Pumpido y sin tener la experiencia de Pumpido demostró que estaba para cubrir el arco de la selección. Fue muy triste lo que le pasó a Nery –se rompió la pierna al chocar con Olarticoechea- pero contentos por Goycochea. Fue un baluarte, muy importante para que podamos llegar a la final porque en el partido anterior (Yugoslavia) también se definió por penales y atajó dos para pasar de ronda, pero más allá de los penales creo que tuvo un gran Mundial”.

En el encuentro ante el dueño de casa, Monzón tenía claro que “era el gran candidato y tenía un gran equipo. Cuando clasificamos a los octavos, nos preparamos día a día para cumplir el sueño de llegar a la final y ganarla. Todos pensábamos que se le podía ganar, sabíamos que el arbitraje iba a cobrar para Italia en las dudosas –pero no fue tanto así-. Desconfiábamos por un montón de cosas que ya nos venían pasando de partidos anteriores como por ejemplo dos días antes de jugar con Brasil nos mandaron los boletos (de avión) a la concentración y el vuelo salía tres horas después del partido. La bronca que teníamos porque parecía que molestábamos en ese Mundial”.

Pero “lo que más nos ponía nerviosos era que Diego estaba muy golpeado. Para llegar al partido con Italia pasaron semanas en las que no se podía poner el calzado ni la zapatilla, andaba todo el día en ojotas, no podía entrenar en el campo porque era imposible aguantar el dolor que tenía en los tobillos. Esperábamos mucho de él pero sentíamos que estábamos diezmados porque nuestro rey estaba en un cincuenta por ciento, pero sabíamos que Diego entraba a la cancha y parecía que no le dolía nada porque ponía el alma, el corazón y cuando lo veíamos entrar nos cambiaba el semblante a todos. Si estaba al ochenta por ciento, las cosas iban a ser más favorables. No parecía que Argentina vaya a perder ese partido. Nos hicieron un gol, luego empatamos y lo ganamos en los penales”.

Luego llegaría la final ante Alemania, la misma que se decidió por una supuesta falta de Sensini ante Völler en el área que Edgardo Codesal pitó pena y que Brehme cambió por gol: “Al partido lo vi varias veces y todavía no me puedo perdonar la expulsión. Tenía 28 años, había jugado Copa Libertadores, Copa Intercontinental con Independiente; había salido campeón varias veces; tenía muchos partidos importantes encima y estaba preparado física y mentalmente para hacer mejor las cosas”.

El reproche se mantiene 30 años después porque “tomé una decisión equivocada en un segundo, me tiré al piso a donde no tenía que hacerlo, se me movió la pelota y le di al pie de Klinsmann. Es imperdonable porque no tuve que haber hecho eso. Me dolió mucho, me entristeció durante mucho tiempo, pero hoy pasaron muchos años y ya me siento más aliviado pero nunca me voy a perdonar haberme equivocado de esa manera; dejar a tu equipo –aun sin querer- con uno menos cuando antes del partido había varios jugadores que no podían jugar como Caniggia, Burruchaga y varios más. Llegamos con lo justo, apenas completamos el banco de suplentes. Es un error que no debí haber cometido pero a pesar de todo no pasamos tantos sobresaltos y el empate hubiese sido lo más justo”.

En el final se le preguntó sobre la diferencia entre los subcampeones de 1990, quienes fueron recibidos como héroes, y los de 2014 que aún reciben ciertas críticas por no haber coronado en Brasil.

“Es raro, somos raros los argentinos. Me acuerdo muy bien de la manera que nos recibieron, nosotros teníamos mucha vergüenza por eso de que ser segundo era el primer último, por eso sentíamos vergüenza que haya tanta gente en las calles de Buenos Aires y también del país, se juntó mucha gente, y sentíamos tristeza, bronca y vergüenza porque creíamos que el fútbol argentino se merecía que les traigamos la Copa. Creo que se acuerdan mucho porque los que vivieron ese Mundial se acuerdan de las lesiones, de los problemas, que había un grupo con la camiseta de la selección que parecía que luchaban contra todo el mundo, entonces nos mandaban fuerzas. No había tanta comunicación como ahora y no veíamos la dimensión de lo que pasaba acá”, dijo el ‘Moncho’. Y entendió que “los que perdieron la final del 2014 van a ser recordados con el tiempo porque llegó muy bien a la final, hizo méritos para llegar, sin sobresaltos. Creo que va a ser recordada por jugadores muy buenos, muy talentosos que hasta ahora siguen jugando. Deberían ser recordados porque perdieron dignamente y con muchas posibilidades de ganar el partido. En esa final Argentina tenía más posibilidades de ganar que nosotros en el ‘90”.