El paraguayo, ya retirado de la actividad, dialogó con La Red Corrientes a través de la red social Instagram y desde Asunción describió cómo se vive este momento de la Pandemia en su país; su actualidad como formador en Libertad y, por supuesto, repasó cada momento de su estadía en Corrientes como jugador de Regatas.

En Asunción, “somos de los que -dentro de nuestro Continente- mejor estamos. Tenemos un ministro de salud que desde que apareció esto, hace un mes, fueron más estrictos, se cerró la frontera. Vamos por 135 infectados y solo –lamentablemente- seis fallecidos según nos enteramos en las noticias”, resaltó Martínez al momento de hablar sobre la Pandemia del COVID-19.

Claro que la cuarentena no se respeta tanto y “es un tema complejo para saber el por qué. Hay muchos imputados para quienes no la cumplieron. Desde el 11 de marzo solo están abiertos los supermercados y las farmacias. En Semana Santa la gente no puede entender que no estamos de vacaciones”.

Ya entrando en su actualidad, el base campeón de todo con Regatas contó que “a comienzos de año me uní para hacerme cargo de las formativas de Libertad, un club serio, y sus obligaciones abarcan el futbol profesional -que tiene a Ramón Díaz-, y el básquet que también es su prioridad”, explicó aunque desde el 11 de marzo “cada uno entrena por su cuenta” y se usan aplicaciones como Zoom para charlas con los grupos.

El retiro

Ya han pasado nueve meses de su retiro como jugador en Olimpia, y todavía le cuesta asimilar. Según lo relata: “extraño todo. Lo de Argentina sí fue bien tajante porque sentí que estaba cumpliendo un ciclo, que el último año fue el que más disfruté, pero ya no me gustaba tanto. Cuando volví de Formosa –de jugar para La Unión (2014-15)-, ahí dije que si jugaría sería un año más y que sería en Regatas”.

“A la semana me llamó Casalánguida y luego los dirigentes. Sabía que cada entrenamiento iban a ser los últimos, los últimos viajes, y lo disfruté de otra manera. ‘Nico’ fue muy claro, me dijo que lo traían a Scala de base, que quería que lo guíe, que venga de atrás. Lo tomé como un desafío más, una misión más fija, y creo que he aportado. Cuando me fui vine a Paraguay, fue totalmente diferente: acá no se viaja, hay partidos duros cada tanto, árbitros diferentes… cuando arreglé acá me sentí mejor físicamente por el (menor) desgaste del día a día. Lo tomé como otro desafío, hace 9 meses terminé en Olimpia y extraño todo. Como dice el refrán, uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde. Nada de lo que haga ahora me dará esa adrenalina”, describió.

La última camiseta

“La camiseta no se retiró –y ahora menos porque me fui a otro club-, y el último partido se la entregué a Carlos Vallejos. Lo conocí en 2000 cuando me fui a jugar oficialmente a San José, oficiaba como tío, en lo humano. A mitad de año, cuando nos vamos al Sudamericano de Valdivia se hace cargo de la delegación. Allí le contratan al cuñado de Germán Vaccaro (Juan Pablo Feliú). En Valdivia me fue súper bien. Jugando contra Brasil y le ganamos a Chile, hice 50 puntos, ganamos por 4, y fue tan buena la performance que cuando estaba en el hotel empiezan a entrar llamadas, entre esos Pico FC de La Pampa donde estaba Carlos Bualó”, relató.

Luego, “cuando terminó ese torneo, vienen propuestas de Brasil y dos de Argentina: la de Belgrano de San Nicolás y la de La Pampa, pero terminé arreglando con Pico Football Club. Vallejos lo contrató a Feliú para que venga a San José. Cuando me casé tuvo una deferencia conmigo, y creo que fue una de las personas más influyente”.

Su llegada a Argentina

Respecto de su desembarco en la Liga Nacional, recordó que “jugué dos años (2001/2002-2002/2003) con Carlos Bualó, un tipo que sabía manejar lo deportivo y lo humano. En La Liga Argentina uno deja de ganar un poco más de dinero por ir a un lugar donde sabés que el técnico te quiere y vas a estar protegido. Cuando estuve en Sunchales (jugando en Libertad (2004/2005), Regatas sube a primera y en la segunda temporada se va ‘Caco’ a Corrientes, ya habían firmado con ‘Chuckie’ Robinson, lo conocía, y aposté por ir a un club –por ese entonces- de menor jerarquía”.

Su amistad con Robinson trascendió el básquet: “es un gran personaje. Era mi amigo. Ayer estuve hablando con él, teníamos el mismo representante, y justo el facebook del club (Regatas) pasó la final de la Sudamericana en estos días. Le mandé un mensaje. Lo conocí en 2001 y seguimos en contacto. Va a ser abuelo. Es un tipo al que nunca lo vi un día de mal humor, un competitivo como nadie y lo quiero muchísimo”.

Luego de jugar un temporada en Regatas (2005/2006), Martínez se va a Quilmes de Mar de Plata, donde tiene un desencuentro con Oscar ‘Huevo’ Sánchez y terminaría el certamen jugando nuevamente en el parque Mitre.

El ‘Huevo’ Sánchez decretó su salida de Quilmes en un momento complicado para cualquier jugador y eso lo potenció cuando llegó a Corrientes para ganarse su chapa de ídolo, definitivamente.

“Se creó un clima hostil con mi salida de Mar del Plata, y lo tomé demasiado personal. Sabía que me el entrenador me quería cortar en enero pero me cortó en el último partido de la fase regular. Lo tomé como algo personal, y salió lo de Regatas. Me llamó Raúl (dirigente de Regatas) y me dijo que Eduardo Villares estaba yendo de Ben Hur para Mar del Plata, y ahí me calenté porque no me decían nada. En Regatas me dijeron que si pasaban a Gimnasia de Comodoro iban con Quilmes y pensé que era muy bueno. Perdí plata con la única satisfacción que podría darme en ese momento: vengarme, porque soy híper rencoroso. Cuando me tocó el cruce con Quilmes jugué una gran fase y a partir de ahí empezó algo con la gente de Corrientes”, recordó.

Llegó la identificación con la gente, los títulos, la Liga Sudamericana con Flamengo. “Esa temporada fue inolvidable y fue cuando terminé destrozando mi rodilla. Me habían diagnosticado osteocondritis y sentía que no me podía perder nada. Nos fuimos a Monte Hermoso y ganamos la Copa Argentina; perdimos el Súper 8 en el último segundo contra el Libertad de Sunchales de Julio Lamas”.

“Ese año jugamos 72 partidos, viajamos en la Sudamericana a todos lados porque se jugaba como la Copa Libertadores entonces fuimos a Táchira (Venezuela), a Colombia, jugamos ante Uniceub en Brasil sin ‘Chuckie’ ni Stanton… llegamos a la final de todo salvo a la final de la serie regular porque jugamos los 2 primeros partidos contra Quimsa (1-1), después jugamos dos contra Flamengo y nos tocó ir Santiago sin descanso. Nos fuimos a Río de Janeiro, volvemos a jugar con Quimsa y no tuvieron cuenta que pedimos una prórroga. Nos eliminamos con Quimsa en cuarto partido y cuando volvimos tuvimos el quinto con Flamengo. Fue increíble, el primer título internacional del Club y creo que fue el último de Montecchia”.

La Liga de las Américas 2011

Luego de dos temporadas acá partió a Paraná para jugar en Sionista, también dos años. El segundo regreso se dio en 2010, para quedarse cuatro temporadas y seguir haciendo historia.

“Cuando ganamos la Liga de las Américas (2011) ya era un equipo renovado: los únicos que estábamos éramos el ‘Bebe’ López, Ramzee (Stanton) y yo. Allá –en el cuadrangular final- se nos une un extranjero (Benson) que venía de China ya que Tyler Field se desgarró antes de ir. Fuimos a Xalapa que nos había ganado en semifinales por 30 (en el cuadrangular jugado en Corrientes), y nos eligieron para jugar primero”, dijo, haciendo saber que los organizadores de cada cuadrangular tienen la posibilidad de ‘diagramar’ el fixture y elegir al ‘más accesible’ como primer rival, habitualmente.

“Hubo un gran trabajo del cuerpo técnico, de Fabio (Demti) de Pfleger (Eduardo) y el ‘Puma’ (Montecchia) metiendo bocadillos en la parte táctica. Sabíamos que si ganábamos el primer partido llegaríamos con chances. En el tercer partido jugamos contra el equipo portorriqueño (Capitanes de Arecibo -con Daniel Santiago como figura-): si ganábamos por 15 puntos salíamos campeones. Creo que lo ganamos por 19, fue un batacazo y en ese momento no caímos en lo que hicimos. Sabíamos que nos jugábamos la gloria y se dio todo”, mencionó Martínez.

Además, afirmó que “en el momento que nos enteramos que Xalapa nos eligió dijimos ‘ah bueno’. Ahí conocimos a Lou Roe que después vino con nosotros y junto a Cleotis Brown fue el jugador más espectacular que llegó a jugar conmigo. Era un animal, jugó NBA, ACB… te enseñaba el día a día, nos hicimos muy compinches”.

Un líder entre grandes líderes

En sus distintas etapas, el paraguayo jugó con grandes jugadores –hizo alusión a varios durante la charla con La Red Corrientes- y destacó a los de mayor ‘cartel’ con los que compartió plantel en Corrientes.

“Cada uno con su personalidad diferente: a Fede (Federico Kammerichs) lo tendría en mi mesita de luz, siempre positivo, no hablaba mucho. Con su metodología de trabajo te hacía sentir incómodos al igual que el ‘Puma’ (Alejandro Montecchia) por ejemplo, que después de un entrenamiento lo veías tirar enyesado y vos pensabas que por un dolor te querías ir a tu casa”.

“Paolo (Quinteros) tampoco te habla pero su día a día lo hace un líder silencioso antes que uno como yo que soy de gritar, de llevar adelante… tuve la suerte de jugar con ese tipo de líderes e hicimos un gran combo”.

La triple corona

“Lo disfruté más después de haber salido campeón que en el momento porque ese año llegaron las gemelas”, mencionó Martínez para luego pasar a explicar cómo vivió esa temporada en la que el equipo de Nicolás Casalánguida obtuvo el Súper 8, la Copa Sudamericana 2012 y la primera Liga Nacional (2012-13).

“Ese equipo era una máquina. Cuando terminamos la primera fase perdimos un solo partido y sabíamos que estábamos para grandes cosas. Tuvimos una química tan grande, por el manejo de grupo que tenía Casalánguida –el mejor que tuve-; nos llevábamos tan bien que eso se transmitía”, detalló.

También ese año “me tocó el nacimiento de mis gemelas y fue muy difícil en el día a día para la familia, por primera vez lo familiar me empezaron a afectar los viajes -empecé a odiarlos- porque cuando estás lejos de tu familia, sin tíos, hermanos, que te pueden dar una mano, se complica y eso no tuvimos con mi señora. No lográbamos acomodarnos. En un año tuvimos siete niñeras… cuando entrenaba, terminaba y me bañaba rápido para ir a dar una mano a casa, fue un año duro. Pero estaba tan confiado, y solo desde que empezaba el entrenamiento y los partidos estaba metido, solo eso, porque lo familiar no me dejaba descansar. Incluso una vez -jugando de local- me tuve que ir a un hotel a dormir una siesta. Más allá de estar súper feliz con mi familia, el día a día era pesado, y no me dejaba disfrutar. Estaba seguro que íbamos a salir campeones porque teníamos un equipazo, un gran entrenador y la gente. También se dio lo de la Sudamericana… lo puedo disfrutar hoy”.

La primera –y única- Liga Nacional de Regatas llegó ese año. Después de una gran fase regular en la que terminó primero llegaron los playoffs.

“Llegamos a quinto partido con Gimnasia de Comodoro; también con Boca que tenía un gran equipo y un gran entrenador (Néstor ‘Che’ García). Con ellos estuvimos con la soga al cuello: ganamos los 2 primeros en Corrientes; nos ganaron bien el tercero, en el cuarto estuvimos cerca pero no pudimos; y el quinto fue palo a palo. Cuando ganamos la serie sabía que íbamos a salir campeones, más allá que todavía estaban jugando Lanús y Peñarol”, dijo el ‘Paragua’.

Ya en el final, descartó haberse quedado con alguna cuenta pendiente: “Ninguna”, dijo tajantemente. “Cumplí hasta por encima de mis expectativas. Cuando me fui a Argentina, acá era amateur y lo único que sentí era el doble turno, o sea entrenar de mañana. Acá es una vez al día, de noche, pero ya sentía que entrenaba como profesional. En ese entonces soñaba jugar en Argentina pero nunca que iba a jugar 15 años, ser referente, capitán, que coreen mi nombre; que dirigentes y compañeros estén seguros que dejé todo, y siento que soy reconocido, y en Argentina, siendo paraguayo es difícil ¿Pendiente? Nada, no me quedó nada en el tintero”.