Cientos de personas se congregaron en las inmediaciones de la Comisaría 2ª para reclamar mayor seguridad tras el asesinato de la joven el último sábado.

— Metele bala, nos están matando a nosotros y a ustedes también.

— Estamos trabajamos mucho. Yo los entiendo cien por ciento, y tienen razón. Estamos para dar la cara, hacemos todo lo que podemos con los medios que tenemos, pero sepan que nosotros dejamos hasta el cansancio para evitar estas cosas.

— Ya lo sé, pero les dan pase libre.

— Nosotros los metemos presos.

— Metele bala entonces, ¿para qué los querés? Si son una porquería. ¿Por qué no podés? Si vos sos la ley, ¿qué querés que hagamos, que nos armemos?

— No, para eso estamos nosotros.

— Pero no pueden. Ustedes por más voluntad que tengan están atados de pies y manos, hermano. Vos les pegás un tiro a un delincuente y te meten en cana por gatillo fácil, ¿qué querés hacer?

— Trabajamos en el marco de la ley, señor.

— Entonces nos tenemos que armar, no hay otra.

Mientras Claudio, el padre de Zaira Rodríguez, hablaba ante las cámaras de televisión, a los pocos metros se producía un tenso y enardecido diálogo entre un grupo de vecinos y dos oficiales de policías en las puertas de la Comisaría 2ª de Villa Ballester, donde cientos de personas se reunieron para reclamar por la muerte de la joven de 21 años, hecho ocurrido el pasado sábado en un intento de robo en la puerta de su casa.

La discusión reflejó una parte el clima de la manifestación. Al dolor, la angustia, la desazón y el llanto general se sumó el enojo de la gente que se siente desamparada, furia que se reflejó en carteles  y gritos eufóricos. “Basta de muertes, hagan algo”, “no quiero políticos acá porque son todos iguales”, “que traigan a la Gendarmería” se escuchó en la convocatoria en medio de pancartas en el que se leían mensajes crudos: “¿Querés que te roben? Vení a Ballester”, decía uno. Otro, más duro, rezaba: “¿Querés morir? Vení a Ballester”.

“Los jueces y fiscales tienen que trabajar por mi hija. La Policía no tiene nada que ver con esto. No quiero que haya agresión. Ellos están atados de pies y manos”, sostuvo Claudio ante los medios, tratando de calmar la situación. El hombre fue invitado a pasar a la comisaría, pero se negó. Prefirió seguir en la calle junto a la multitud que se congregó en la intersección de las calles Boulevard Ballester y Alvear y se trasladó 50 metros hasta la dependencia policial.

La masiva marcha fue para reclamar justicia por Zaira y pedir por más seguridad en el partido de San Martín, una “zona liberada”, según describió un afiche. Muchos aprovecharon la difusión del caso para alzar la voz y descargar su ira por lo que -aseguran- viven cotidianamente.

Fuente: infobae.com