Un estudio realizado por investigadores de la UNNE identificó un incremento en la prevalencia de obesidad e hipertensión arterial, mayor en varones, y que las mujeres presentan mayor riesgo de desarrollar hipertensión asociada a obesidad. La mayor prevalencia de hipertensión y obesidad aparece una década antes en varones respecto a mujeres.

Tanto la obesidad como la hipertensión arterial son importantes factores de riesgo que contribuyen al aumento de la morbimortalidad cardiovascular en población adulta.

En Argentina las enfermedades crónicas no transmisibles constituyen más del 70% de las muertes, y dentro de este grupo las cardiovasculares representan la principal causa.

Si bien en el país se hicieron estudios que revelaron la tendencia en aumento de la hipertensión y obesidad, no se analizaron diferencias con relación al sexo y edad.

En ese sentido, una investigación con participación de investigadores de la Facultad de Medicina de la UNNE buscó establecer la prevalencia de hipertensión arterial y obesidad en población adulta y determinar el riesgo de hipertensión asociado a obesidad con relación al sexo y edad.

La investigación fue publicada en “Medline” que es la base da datos de medicina más conocida, que contiene citas y resúmenes de más de 15 millones de artículos de aproximadamente 5.000 publicaciones seleccionadas por la National Library of Medicine (NLM). También está incluida en PubMed, el portal de acceso libre y gratuito que proporciona la NLM, desde el que se accede a las citas y resúmenes de Medline, y lo utilizan la mayor parte de los investigadores de ciencias biomédicas.

El estudio. En la investigación se realizó un análisis de una muestra de 7898 personas, con información tomada de una base de datos generada desde el año 2008 hasta el año 2014 por la Secretaría de Extensión Universitaria de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional del Nordeste, que reunió datos de estudios observacionales realizadas por docentes y estudiantes en la ciudad de Resistencia (Chaco) durante los años 2008-2014.

Las variables estudiadas fueron edad, sexo, peso, talla, índice de masa corporal (IMC) y tensión arterial.

Entre los principales resultados, se evidenció que entre 2008 y 2014 la obesidad en  hombres aumentó del 21,3 al 26,9% y en mujeres del 15,2 al 23%.

La mayor prevalencia de obesidad la presentaron los hombres entre los 40 y los 49 años y las mujeres entre los 50 y los 59 y, a partir de allí, siempre fue más alta en mujeres.

La hipertensión arterial, en el periodo estudiado, ascendió en hombres del 39,9% al 42,71% y en mujeres del 25,76% al 29,20%. Presentaron los hombres la mayor prevalencia entre los 60 y los 69 años y las mujeres entre los 70 y los 79.

“En 7 años aumentó la prevalencia de hipertensión arterial y obesidad, que fue mayor en varones, si bien el riesgo de desarrollar hipertensión arterial asociada a obesidad es mayor en las mujeres y a mayor edad” comentó la Dra. María Eugenia Victoria Bianchi, docente de la Cátedra de Fisiología de la Facultad de Medicina de la UNNE.

La profesional agregó que la mayor prevalencia de hipertensión y obesidad aparece una década antes en varones.

Otros datos: Entre los resultados relevantes, al determinar los indicadores de “Índice de Masa Corporal (IMC); “Tensión Arterial Diastólica (TAD) y  Tensión Arterial Sistólica (TAS),  obtenidos en cada año y discriminados por sexo, se confirmó la  tendencia creciente en el índice de masa corporal en ambos sexos y en la tensión arterial sistólica de las mujeres.

En ambos sexos la presión arterial y el índice de masa corporal aumentan con la edad y el sexo femenino presenta valores de tensión arterial y de IMC inferiores a los del sexo masculino.

En cuanto a la distribución por decenios de edad y sexo, en el caso de obesidad el sexo masculino presenta mayor prevalencia entre los 40 y los 49 años, mientras que en la mujer el   “pico” ocurre entre los 50 y los 59. A partir de allí, siempre es más alta con respecto a los varones.

La prevalencia de hipertensión arterial fue mayor en todos los decenios en el sexo masculino, y se observó que la más alta es entre los 60 y los 69 años, mientras que en las mujeres la mayor prevalencia se observa en el decenio de 70 a 79 años.

El riesgo de desarrollar hipertensión arterial con relación a obesidad resultó mayor en la mujer con respecto al varón,  pues se observó un ratio de 2,63 en mujeres y 1,94 en hombres.

APORTES DEL ESTUDIO.

La Dra. Bianchi comentó que en Argentina se han realizado tres “Encuestas Nacionales de Factores de Riesgo” (ENFR), en los años 2005, 2009 y 2013, que han demostrado el aumento en la prevalencia de sobrepeso y obesidad e hipertensión arterial.

Esos estudios, tanto a nivel nacional como para la provincia del Chaco, revelaron la tendencia en aumento de la hipertensión y obesidad, pero no se analizaron diferencias con  relación al sexo y edad.

“Nuestro estudio permitió confirmar no solo la tendencia al aumento del Índice de Masa Corporal durante un período de 7 años en la ciudad de Resistencia sino que la prevalencia de obesidad e  hipertensión es mayor en el sexo masculino en el total de la población estudiada y que el sexo femenino presenta mayor riesgo de desarrollar hipertensión asociada a obesidad” manifestó la  investigadora de la UNNE.

Destacó así que el estudio realizado desde la UNNE fue el primero en Argentina en diferenciar hipertensión y obesidad con relación a la edad y al sexo, y que si bien está realizado solo en la ciudad de Resistencia en población urbana, teniendo en cuenta que Argentina tiene una tasa de urbanización del 92%, “creemos que  las observaciones realizadas en nuestro trabajo pueden utilizarse a nivel nacional con los fines de implementar políticas públicas preventivas respecto a estas enfermedades de alta incidencia en la población”.

ABORDAJE INTEGRAL.

La investigadora de la UNNE indicó que la tendencia en aumento de la prevalencia de hipertensión y obesidad “representa un llamado a las políticas públicas, puesto que la obesidad es una enfermedad que entre otros factores depende del acceso a un ambiente saludable con acceso a alimentos vegetales de alto contenido proteico y pobre en grasas”.

Agregó que el abordaje político-epidemiológico de estas enfermedades crónicas no transmisible es más complejo que el de las enfermedades infecciosas, que también prevalecen la región como dengue, sífilis, entre otras. “La coexistencia de enfermedades infecciosas y crónicas no transmisibles (diabetes e hipertensión) se denomina transición nutricional, demográfica y epidemiológica, situación de alta complejidad que constituye un desafío para los programas de educación de las universidades por cuanto se deben abarcar todos estos temas”.

Señaló que ante esta situación, se jerarquiza el rol de los trabajos de extensión, por cuanto cuando se registran dichos datos y son trabajados científicamente, como ocurrió en esta investigación con la participación de más de 1200 alumnos, “y se pueden concluir con aportes científicos para las decisiones políticas”.