“Nosotros hacemos una viti-vinicultura de montaña, estamos al pie de la cordillera que interrumpe el aire húmedo del Pacifico y Mendoza es un desierto, ya que  llueven 180 milímetros al año, lo que ustedes tienen en un día; son suelos de origen aluvional, el agua con que regamos viene del deshielo de la nieve de la mañana. También trabajamos sobre altitud, hay días válidos y noches frescas, las uvas maduran bien con azúcar necesario pero la acidez necesaria también tienen”, indicó.

 

Consultado acerca de la relación de la carne con el vino, dijo “la carne complementa al vino en los restaurantes de formato argentinos en el mundo. Allí hay dos cosas que no faltan, eso ayuda mucho a construir la identidad, el vino forma parte de la mesa familiar, hay una ley que lo reconoce como bebida nacional en nuestro país”.