En 2019, los argentinos comieron casi un 10% menos que el año anterior. La razón principal es la economía y el nulo impacto del veganismo.

En la última década, los argentinos acomodaron su estómago al bolsillo y decidieron modificar algunos hábitos alimenticios, especialmente referidos al consumo de carne vacuna, que aumentó sus precios considerablemente.

Por lo que en los últimos asados argentinos ya no se encuentra semejante variedad de cortes de carne, sino que más bien hay una reducción en las piezas vacunas que terminan completándose con pollo o cerdo.

Según el último informe publicado por la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de Argentina (CICCRA), en 2019 el consumo de carne vacuna fue de 51 kilos anuales por persona, la cifra más baja que se registró desde 2011. Aunque sigue siendo el doble de lo recomendado por las guías oficiales de salud.

De 2018 a 2019, cada argentino dejó de comer 5 kilos de carne vacuna, por lo que hubo una baja del 9,4%. La razón principal “es básicamente atribuible, yo diría en un 90 por ciento, a la pérdida del poder adquisitivo en el salario. Cayó el consumo de todos los productos alimenticios en general, y la carne es un producto que tiene un precio relativamente alto, y entonces cayó un poquito más. El resto de los productos alimenticios cayó entre el 7 y el 8%”, explicó Miguel Schiariti, presidente de la CICCRA.

Schiariti aseguró que, en 2019, el consumo de carne avícola aumentó dos kilos (por persona por año) y la carne porcina aumentó “un kilo y pico” (por persona por año). Comparó el consumo de 15 años atrás con la actualidad, cuando en 2004 los argentinos comían 70 kilos de carne vacuna, unos 25 kilos de pollo y 6 o 7 kilos de cerdo, hoy la proporción es 51 kilos de carne vacuna, 46 kilos de pollo y 17 kilos de cerdo.

VEGANISMO

Al ser consultado sobre cuál es el impacto de la dieta que tomó mayor relevancia en este último tiempo, donde se excluye por completo cualquier derivado animal, Schiariti respondió: “Cero”.

“Son pequeñas tribus que tienen más publicidad que consumo. En todo el mundo, no tienen una presencia muy fuerte, por ahora, este tipo de movimientos”, concluyó.