Todo fue un todo, en coincidencia (o no) en un día simbólico. El viernes, en plena reunión partidaria peronista en la que se definían cuestiones medulares vinculadas al desarrollo electoral interno, una mujer tomó la palabra y lanzó una fuerte denuncia: acusó a Víctor Cemborain (Jefe de gabinete municipal de Mercedes, esposo de la intendente, y ex jefe comunal de esa ciudad y ahora precandidato a senador provincial por la lista Vamos Compañeros) de violación.

Nada podía sacar de contexto a la decisión que estaban por tomar, la de prorrogar la interna o cambiar la fecha, o establecer un nuevo mecanismo para elegir candidatos. Eran todas posibilidades, o quizás ninguna por haberse encontrado de antemano el acuerdo para una de ellas. Pero así lo fue.

Pilar Aguirre, una mujer que tomó la palabra justo en el momento en que el histórico dirigente Rubén Pruyas estaba hablando, quitó la política a la tensión reinante. El aire se puso espeso en esos pocos minutos, segundos que duró su alocución de denuncia contra Cemborain que, a pocos metros de ella, estaba sentada junto a Rodolfo Martínez Llano y apenas unos centímetros del orador Pruyas.

La denuncia, dijo, está radicada desde mediados del año pasado por violación a una menor. Y buscaba dejar al descubierto la situación. Casualidad (o no) se dio en el día Internacional de la Mujer, en plena reunión política (con mayoría masculina) para definir cuestiones relevantes internas.

“Me violaron una hija, se me murió mi hija. Y fue por culpa de un ex intendente en Mercedes, un intendente peronista” arremetió la mujer ante la sorpresa de todos. L pertenencia peronista (de ella) estaba signada por la herencia familiar y la referencia en Eva Perón. “Qué clase de peronistas son ustedes” preguntó sin que mediara respuesta inmediata.

La situación dejó atónitos a todos en el recinto. No hubo nada de nada respecto a lo ocurrido.

Fue un baldazo de agua congelada, una mancha muy grande que debiera tener una respuesta. Que sea al menos de la mano de la solidaridad o la contención. Pero nada pasó.

Eso sí, de política resolvieron en la medida de las necesidades y los acuerdos previos.

El viernes ocurrió en el peronismo, y puede pasar en otros partidos, otras organizaciones, las que en su mayoría mantienen vetustos esquemas de poder desligados de la realidad y atados a los intereses de pocos. Y quizás allí este la explicación de muchos por qué.

Pilar Aguirre aclaró a los gritos “ya no te tengo miedo”, apuntando a un dirigente aunque en realidad sin quererlo se los dijo a todos, peronistas y de otros partidos. Desnuda así una emoción, contra una casta política que se sienta en la tapa de una olla a presión a punto de explotar.