Propuesto por Maqueda y secundado por Rosenkrantz, tendrá mandato hasta 2024. “Vacío” de Lorenzetti y Highton que exhibe fisura interna. Dinámica de poder repartido con eje en los expedientes, el objetivo. Mayorías móviles para fallos. Dos incógnitas: cómo recomponen hacia adentro y si Gobierno reseteará relación.

Nunca existió una convocatoria para el martes próximo, que se adelantara de forma sorpresiva. La definición sobre la elección de autoridades de la Corte Suprema había quedado confirmada a partir del llamado a acuerdo extraordinario por parte del presidente Carlos Rosenkrantz para ayer al mediodía, a través de notificaciones que arribaron a cada vocalía. Todos los ministros sabían además del due date del 30 de septiembre para la finalización del mandato y las conversaciones previas los tuvieron como únicos protagonistas de la definición.

Horacio Rosatti, exconvencional constituyente, exintendente de Santa Fe y exministro de Justicia-tal como adelantó Ámbito– se convirtió en el titular del máximo Tribunal por los próximos tres años, en una votación nominal que exhibió fisuras hacia afuera por la ausencia de Ricardo Lorenzetti, que anunció compromisos para no conectarse al Zoom y de Elena Highton de Nolasco que pidió postergar la elección por no tener asistencia completa. La propuesta de autoridades emanó, en lo formal, de Juan Carlos Maqueda para el binomio que tendrá a Rosenkrantz en la vicepresidencia. Con esos tres votos alcanzó.

La Acordada reflejó casi como un acta de escribano la cronología de esas fricciones: según consta en el documento, a las 10.34 de ayer Lorenzetti “comunicó que se encuentra imposibilitado de asistir al presente acuerdo extraordinario (…) en virtud de estar participando de las reuniones de UNIDROIT (Instituto Internacional para la Unificación del Derecho Privado, sigla en inglés) y en las cuales actúa en calidad de miembro del Governing Council”. UNIDROIT está sesionando actualmente en Italia, pero ante la elección de autoridades la sensación en el Palacio de Tribunales fue que su ausencia era para marcar posición, ante las disputas por la presidencia que siempre lo ubican en un potencial regreso, luego de haber sido reemplazado tras 11 años de manera sorpresiva por Rosenkrantz, en 2018, en una movida que se gestó en cuatro días. La UNIDEROIT tenía en su agenda temas tales como la protección internacional de la propiedad cultural, actividades de investigación y definir su nueva página web, entre otras. La Acordada contó con una cuarta firma: fue la del administrador general de la Corte, Héctor Daniel Marchi que suscribió dando fé de lo acordado.

Vacío

Ante este escenario, Highton de Nolasco propuso posponer la votación ante la posibilidad de ausencia de uno de sus integrantes. Sin embargo, ante la negativa de Rosenkrantz y la voluntad de continuar, decidió no participar del Zoom del acuerdo. Se tejieron especulaciones sobre los motivos que impulsaron a pegar ella misma el faltazo. Sin embargo, como todo en la Corte, la característica es la dinámica.

Las heridas del episodio podrían estar zurcidas más rápido que lo que pronostican los analistas externos a Talcahuano 550. De hecho, ha habido picos de tensión peores por los que atravesó esta misma integración de la Corte que se han recompuesto y reconfigurado en distintos momentos. Mucho menos se podría trasladar una misma mayoría o una grieta para tratar de adivinar fallos clave que tiene la Corte por delante. Son “mayorías móviles”. La lectura de las mayorías encuentra a Rosatti y Maqueda doctrinariamente más cercanos; a Rosenkrantz por línea propia y tanto a Lorenzetti como a Highton integrando mayorías con votos propios o concurrentes.

Objetivos

La profundización del concepto de “Corte colegiada” con el poder distribuido en partes iguales entre los cinco ministros marcará un objetivo de continuidad para el perfil que adoptará la presidencia de Rosatti. Esto significa la distribución de responsabilidades tanto en lo que refiere a la agenda de casos a tratar como en cuestiones de superintendencia, que tanto interesan a los propios jueces. La conclusión de todo el episodio es que a pesar de los intentos de interferencias, nadie del exterior pudo penetrar los muros de la decisión de ayer. Ese diálogo interno entre jueces sepultó las especulaciones de amplio espectro, y mostró los límites de la interferencia de la política y del mundo empresarial.

Académico, pero con experiencia política y de gestión, la elección del santafesino podría también reconfigurar el mapa del poder dentro del Poder Judicial. De hecho, el resultado de la votación impulsó una reacción extendida también en los tribunales de Comodoro Py. Sin embargo, otro concepto que guiará la estrategia de Rosatti es concentrarse en el contenido de los expedientes. Eso trae aparejado reducir la incidencia del “ruido” que puede llegar desde la política. El interrogante es cómo va a posicionarse el Gobierno Nacional que no había ocultado la preferencia para que ese lugar lo ocupe Lorenzetti.

Indefectiblemente, de tres votos y con dos cargos en juego la fórmula fue tan votada por los mismos destinatarios de los mismos, como con resultado unánime, jugaban entre judiciales, anoche. Lo cierto es que en materia de elección de autoridades hace rato que existen escaramuzas. De los recordados “auto votos” de la época de la corte menemista cuando eran definitorios a favor de Julio Nazareno como más cercano en el tiempo, cuando la polémica arreció también por el adelantamiento ocho meses de la reelección de Lorenzetti a abril de 2015 y se puso en duda la presencia de Carlos Fayt en el acta correspondiente. Algo parecido ocurrió en 2018, cuando la elección se adelantó algunas semanas, sin llamado previo como ahora, y Lorenzetti se encontró con un escenario definido. Tanto así que los tantos quedaron invertidos: Maqueda quedó en soledad apoyando a Lorenzetti, Highton estaba definida por Rosenkrantz y el propio Lorenzetti termino votando por Rosenkrantz cuando ya había conseguido tres votos, incluyendo el propio.