En una Argentina que consolidó hace décadas un núcleo de personas que no acceden a alimentos y servicios básicos, tras dos años de recesión y elevada inflación, y luego del duro impacto en los ingresos y el empleo como consecuencia de la cuarentena, la peor foto del país se confirmó: la pobreza se disparó y alcanza a más de cuatro de cada diez argentinos.

La Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec informó que la pobreza subió cinco puntos y medio en un año y afectó a 40,9% de los argentinos en el primer semestre del año, el más golpeado por la profundización de la crisis económica impulsada por las medidas para contener a la pandemia. En el primer semestre de 2019 había alcanzado a un 35,4% de la ciudadanía. La indigencia saltó casi tres puntos y golpea a un 10,5% de la población.

Con estos números, a nivel país, en la Argentina hay 18,5 millones de pobres y 4,7 millones de indigentes. En doce meses quedaron bajo la línea de pobreza 2,6 millones de argentinos y bajo la línea de indigencia, 1,3 millones de personas.

Es la peor tasa de pobreza desde 2004, cuando afectó a un 44,3% de personas y la Argentina salía de la peor crisis económica en su historia. Sin embargo, el dato conocido esta tarde no es comparable con aquel, ya que se calculaba con canastas de consumo de la población diferentes y que fueron actualizadas en 2016 en base a nuevas pautas de consumo. Algunos cálculos privados, que reconstruyeron hacia atrás las series de la EPH con las nuevas canastas -como los de la Universidad Católica Argentina (UCA)- estiman que se trata del peor dato desde 2006.

Desde 2007, la serie de pobreza del Indec deja de ser confiable porque comenzó a ser manipulada por el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, bajo la presidencia de Cristina Kirchner. Esa intervención duró hasta fines de 2015.

El número más preocupante, sin embargo, golpea a los más frágiles entre los que menos tienen en el país. El porcentaje de chicos de 0 a 14 años pobres aumentó de 52,6% a 56,3% en tan sólo 12 meses. Esto significa alrededor de 6,1 millones de niños afectados. La mayor tasa de pobreza se registró en Concordia (52,2%), mientras que la menor fue para la Ciudad de Buenos Aires (17,3%). En términos absolutos, la mayor cantidad de pobres en el país están en el conurbano (5,8 millones de personas).

El aumento de la pobreza no es inesperado. La pandemia global y la rígida cuarentena argentina destruyeron cuatro millones de empleos a nivel país, según los números que la EPH reveló la semana pasada sobre el segundo trimestre. Entre los más afectados estuvieron cuentapropistas y asalariados informales, aunque el trabajo de calidad también cayó. Todo pese al Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), el Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP), la prohibición de despidos y la doble indemnización del Gobierno.

A ese crudo escenario debe sumarse la licuación de salarios por inflación (que ya lleva tres años, si se tiene en cuenta la falta de paritarias por encima de los precios en 2020) y la rebaja de ingresos que sufrieron miles de trabajadores en medios de la pandemia.

Una encuesta de la UCA de mayo indicaba que, pese al alto nivel de aceptación del aislamiento entonces, el 57,6% de las familias sufrió una caída en sus ingresos derivada de la cuarentena en el área metropolitana y creció la inseguridad alimentaria severa. De la población ocupada, el 19,8% no tuvo ningún ingreso.

“Prefiero tener 10% más de pobres y no 100.000 muertos en la Argentina por coronavirus. Los que plantean el dilema entre la economía y la salud, están diciendo algo falso”, dijo el presidente Alberto Fernández en abril pasado, el mes de la cuarentena más dura, que registró la caída del PBI más importante en la historia (-26,4%). El segundo trimestre, según el Indec, cayó 19,1%, un número que supera el mayor tropiezo trimestral de 2002.

“El semestre es un promedio de un de primer trimestre, que con recepción de bonos y aguinaldos más la tarjeta alimentaria, no habría variado, y un segundo trimestre en el que la pobreza habría llegado a un 47%”, afirmó a este medio Agustín Salvia, coordinador del Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA), que señaló que el golpe principal lo sufrieron los más de 3,6 millones de trabajadores que perdieron su empleo en ese tiempo. Salvia señaló que sin el IFE, el ATP y otras ayudas, la suba de la pobreza habría sido cinco puntos mayor.

Salvia, que dijo que la UCA presentará su informe sobre pobreza en diciembre próximo, estimó que esa transferencia de ingresos no resuelve la pobreza estructural sino que sólo sirve de contención en medio de las crisis que la Argentina repite. “Hay un horizonte de mayor dependencia pública creciente. Es alivio social, pero no significa mucho y mejor empleo. Eso no aparece en el corto plazo”, dijo el sociólogo, que aclaró que también se registraron movimientos al interior de la pobreza. “Los sectores indigentes que acumularon ayuda del Estado mejoraron su situación, mientras que sectores pobres no indigentes cayeron en la pobreza extrema”, indicó.

“El porcentaje de personas pobres se ubicó en 40,9% en el primer semestre de 2020. Esto implícitamente sugiere que la tasa de pobreza del segundo trimestre de 2020 estuvo unas décimas por encima del 47%”, afirmó a LA NACION, Martín Rozada, profesor del departamento de Economía de la Universidad Di Tella.

“Entre el segundo trimestre de 2019 y el segundo de 2020 la pobreza creció más de diez puntos porcentuales debido al impacto de la pandemia y las medidas adoptadas para enfrentarla. Desagregado por regiones el impacto fue menor en la Ciudad de Buenos Aires, con tres puntos de aumento entre en un año, y mayor en los partidos del conurbano bonarense, donde la tasa de pobreza paso de 39,8% en el primer semestre de 2019 a un 47,5%”, analizó.

“Los valores de las tasas de pobreza e indigencia que acaba de publicar el Indec eran esperables, debido al contexto económico asociado al Covid”, afirmó Leonardo Gasparini, investigador del Cedlas. “El valor publicado corresponde al primer semestre, que incluye casi todo un trimestre donde la crisis sanitaria aun no estaba presente. La pobreza en el segundo trimestre de este año seguramente fue muy superior a la publicada hoy con datos semestrales”, estimó el académico, que la ubicó por encima del 45%.

“Ya hay signos muy evidentes de relajamiento del aislamiento, lo que favorece cierta recuperación de los ingresos, así que posiblemente la pobreza ya está comenzando a bajar lentamente”, señaló Gasparini, que indicó que también aumentó la desigualdad y rescató las ayudas oficiales para contener el impacto. Sin embargo, el experto cerró: “De cualquier forma, está claro que ha sido otro año perdido en términos de reducción de pobreza”.