El Consejo Federal de Educación decidió por unanimidad que las 24 jurisdicciones sigan los lineamientos presentados por el ministerio nacional. Cuáles son las medidas.

El Consejo Federal de Educación (CFE) aprobó este jueves 1 de julio de manera unánime el documento “Protocolo Marco y lineamientos federales para el retorno a clases presenciales en la educación obligatoria y terciaria”, que el Ministerio de Educación de la Nación presentó hace una semana y que fija los lineamientos obligatorios y las recomendaciones generales para que cada una de las 24 jurisdicciones elaboren sus planes para garantizar, de forma progresiva, una vuelta segura a las aulas.

El consejo estableció también que, en todos los casos, ese regreso deberá darse únicamente cuando la situación epidemiológica lo permita.  Los protocolos serán “la base para que, a partir de allí, cada jurisdicción, municipio e incluso cada establecimiento escolar construya su propia serie de reglas y necesidades”, explicó Nicolás Trotta durante la presentación de los lineamientos.

Lo que cada escuela deberá asegurar, de mínima, es contar con los insumos básicos de higiene: asegurar agua potable, jabón, alcohol en gel -o alcohol al 70%- y cestos de basura. “En aquellas escuelas que no cuenten con la posibilidad, por ejemplo, de tener agua potable, serán el Estado nacional y la jurisdicción correspondiente quienes deban asegurarla”, agregó entonces Diego Golombek, titular del INET y responsable del equipo multidisciplinario que elaboró los documentos aprobados por el CFE. 

“La realidad de la circulación del COVID-19 en el país es muy diversa, por eso sostenemos la importancia de la construcción de consensos ayudando a contener y derribar los lógicos temores que pueden tener nuestras familias, docentes y estudiantes”, dijo Trotta este jueves.  

La reanudación de las clases presenciales en el país se hará “a través de un escalonamiento progresivo, de acuerdo con criterios epidemiológicos de evolución de la pandemia y las características sociodemográficas de cada región”. Si bien las fechas no están fijadas, se adelantó que gran parte de la matrícula nacional -un 85%- podría volver en agosto, tras los recesos de invierno en cada jurisdicción.

Esto excluye el AMBA y la zona urbana de Chaco.  Cada jurisdicción podrá construir reglamentaciones propias complementarias. Para ello, las provincias deberán presentar un Plan Jurisdiccional de retorno a clases presenciales ante el Ministerio de Educación de la Nación, a través de la Secretaría General del Consejo Federal de Educación. El Consejo también trabajará en el módulo específico para los últimos años de la educación obligatoria y su articulación con los niveles superiores, con la idea de generar un trimestre presencial que demoraría el ingreso a las universidades para mayo de 2021. 

Las principales medidas  A partir de primer grado, y por recomendación de las autoridades del ministerio de Salud, todos los alumnos deberán usar tapabocas casero, que cubra  nariz, boca y mentón. Esto será obligatorio en todo momento, dentro y fuera del aula. “Lo tienen que usar desde que salen hasta que vuelven a sus casas”, graficó Golombek.

Esto se extenderá hasta el último año del secundario, y los docentes podrán adicionar una máscara facial transparente. Dentro del aula, el distanciamiento social obligatorio deberá ser de un metro y medio y afuera, siempre de dos. No habrá actos, reuniones ni eventos, y si se confirma un caso positivo, ese establecimiento cerrará por un día para hacer una desinfección profunda. 

Con respecto a las aulas, como la infraestructura edilicia no podría ser modificada en tiempo y forma, se busca adaptarlo a modelos que, según Golombek, están sugeridos por expertos en infraestructura educativa y que el ministerio propone como posibilidades a seguir. “Habrá que adaptar a cada una de las realidades de cada escuela”, enfatizó el científico. 

La propuesta concreta del Ejecutivo nacional es el de un modelo de aulas “en burbuja”, que implica que podría haber un máximo de ocho alumnos por aula, repartidos en dos grupos -la “burbuja” de la definición, tal como implementaron, por ejemplo, en Inglaterra la socialización desde la reapertura de la vida social habilitada- de cuatro, tres o dos, según se plantee la infraestructura del aula disponible. 

Eso, describió Golombek, implica que los chicos puedan, además de interactuar entre ellos en pupitres compartidos, mantener la distancia social indicada en el aula de un metro y medio, pero también el componente emocional. “Este sistema nos permite que si los chicos están sentados juntos. También saldrán juntos al recreo. Y, si en lo posible son vecinos, podrán también compartir el transporte. Si llegara a haber un caso, podrá actuarse primero también sobre esa burbuja y sus casos de contacto estrecho”, graficó el experto sobre el funcionamiento del modelo propuesto. “La otra ventaja es el componente emocional. A la escuela vamos a volver raros, con ansiedad, con media cara tapada: Este modelo nos permite vernos, hacer primordial la mirada en todos lados”, destacó. 

En la reunión del CFE, Trotta se refirió a los próximos pasos que se llevarán adelante: “Primero hay que preparar las escuelas, garantizar la seguridad e higiene. También tenemos la obligación de avanzar en las instancias de formación y capacitación del personal docente y no docente de cara a la vuelta a las escuelas, al mismo tiempo que prepararemos a nuestras y nuestros estudiantes y familias para la nueva normalidad de las aulas”. Además de los 24 representantes de Educación de cada jurisdicción, estuvieron presentes representantes de los gremios y el sector privado; además de miembros del ministerio nacional y representantes del Senado y Diputados del Congreso Nacional.