Copa Sudamericana San Lorenzo va Temuco Foto Juano Tesone
Fue 2-1 en el partido de ida de la segunda fase. El equipo de Biaggio ganaba por el gol de Blandi, que luego se lesionó, pero los chilenos lo dieron vuelta con un doblete de Riquero.

La realidad le dio un golpe durísimo a San Lorenzo, que sigue lejísimos de exhibir una mejora en su juego. Por el contrario, los comandados por Claudio Biaggio involucionan a pesar de los refuerzos y este jueves en su propia casa ante el más que humilde Deportes Temuco se pegó un porrazo feo: los chilenos, que pelean el descenso y llegaron a la Argentina satisfechos por disputar su primera Copa internacional, metieron el batacazo y se lo dieron vuelta para llevarse un 2 a 1 merecido por su coraje y oportunismo. Así, el Ciclón puso en jaque la clasificación a los octavos de final de la Sudamericana y tendrá que ganar o ganar en Chile, el 15 de agosto.

La noche pintaba ideal para tomarse una sopa bien caliente y mirar fútbol desde la cama. También para ir a la cancha, ¿por qué no?, abrigado hasta los pómulos, eso sí, y con un piloto para combatir la molesta e insistente llovizna que hacía del Nuevo Gasómetro un escenario salido de alguna película de Tim Burton. En ese ambiente lúgubre, gris y húmedo que los valientes hinchas, los locales y el puñado de chilenos que cruzó la cordillera, trataban de colorear con el ritmo de sus canciones San Lorenzo tenía una gran oportunidad para demostrar y demostrarse que es capaz de jugar bien, además de ganar y nada más.

Pero por el modo de encarar el primer tiempo, lejos estuvo de tomárselo de esa manera el Ciclón. A pesar de tener enfrente a un rival claramente inferior en los papeles (pelea el descenso en la liga de Chile y esta noche estrenó a Miguel Ponce como DT), no salió a presionarlo, ni a atorarlo, ni a imponer esa supremacía de jerarquía. Ni siquiera al ver que Temuco estaba atado por los nervios de disputar el partido más importante de su historia internacional e invitaba a aprovechar sus burdas imprecisiones se impuso San Lorenzo. No lo intimidó y lo dejó entrar en confianza. En 20 minutos, de las tres situaciones de peligro, dos fueron de la visita.

Ese centro de Mouche desde la izquierda que Blandi en su regreso tras la lesión de la rodilla derecha desperdició por duplicado (Gamonal le tapó el cabezazo y el rebote) fue un ladrido azulgrana que no tuvo un mordisco posterior. Entonces Navarro debió aparecer para evitar que la sorpresa desembarcara en el Bajo Flores. El arquero primero le sacó un disparo de lejos a Abalos (de los más atrevidos en el conjunto chileno junto a Canío) y luego un cabezazo en la línea a Casanova tras un córner. Temuco pasaba con facilidad por el medio y encontraba endeble a la defensa local.

Cuando la noche estaba en cero, el árbitro brasileño ignoró un penal de Paulo Díaz sobre Donoso en el cierre de la primera parte.

La noche pintaba ideal para tomarse una sopa bien caliente y mirar fútbol desde la cama. También para ir a la cancha, ¿por qué no?, abrigado hasta los pómulos, eso sí, y con un piloto para combatir la molesta e insistente llovizna que hacía del Nuevo Gasómetro un escenario salido de alguna película de Tim Burton. En ese ambiente lúgubre, gris y húmedo que los valientes hinchas, los locales y el puñado de chilenos que cruzó la cordillera, trataban de colorear con el ritmo de sus canciones San Lorenzo tenía una gran oportunidad para demostrar y demostrarse que es capaz de jugar bien, además de ganar y nada más.

Pero por el modo de encarar el primer tiempo, lejos estuvo de tomárselo de esa manera el Ciclón. A pesar de tener enfrente a un rival claramente inferior en los papeles (pelea el descenso en la liga de Chile y esta noche estrenó a Miguel Ponce como DT), no salió a presionarlo, ni a atorarlo, ni a imponer esa supremacía de jerarquía. Ni siquiera al ver que Temuco estaba atado por los nervios de disputar el partido más importante de su historia internacional e invitaba a aprovechar sus burdas imprecisiones se impuso San Lorenzo. No lo intimidó y lo dejó entrar en confianza. En 20 minutos, de las tres situaciones de peligro, dos fueron de la visita.

Ese centro de Mouche desde la izquierda que Blandi en su regreso tras la lesión de la rodilla derecha desperdició por duplicado (Gamonal le tapó el cabezazo y el rebote) fue un ladrido azulgrana que no tuvo un mordisco posterior. Entonces Navarro debió aparecer para evitar que la sorpresa desembarcara en el Bajo Flores. El arquero primero le sacó un disparo de lejos a Abalos (de los más atrevidos en el conjunto chileno junto a Canío) y luego un cabezazo en la línea a Casanova tras un córner. Temuco pasaba con facilidad por el medio y encontraba endeble a la defensa local.

Cuando la noche estaba en cero, el árbitro brasileño ignoró un penal de Paulo Díaz sobre Donoso en el cierre de la primera parte.

Después de eso, San Lorenzo salió en el complemento con otro semblante. Más allá de que Merlini (por la izquierda) y Botta (arrancó por la derecha y luego cambió con Mouche para pasar al centro, detrás de Blandi) nunca gravitaron, el control y distribución de Ariel Rojas marcaba la diferencia y la movilidad de Mouche inquietaba. Hasta que el ex Banfield pudo meter el centro atrás para Blandi, que puso el grito de gol con una media vuelta.
Cuando todo parecía acomodarse para San Lorenzo, el cabezazo ganador de Mathías Riquero se le metió en el arco de Navarro tras un centro de y heló la sangre de los cuervos. Y eso no iba a hacer todo. Porque la fórmula se repitió minutos más tarde ante la pasividad de la defensa. ¿Inexplicable? De ningún modo: San Lorenzo no juega bien hace mucho; esta vez sin la suerte de su lado desnudó su realidad.
Fuente: clarin.com