Se trajo lo que fue a buscar Independiente de Bogotá. Más allá de que pudo ganarlo después de ir perdiendo, el empate 1-1 con Millonarios le permite al conjunto de Avellaneda depender de sí para pasar a los octavos de final de la Copa Libertadores: el jueves que viene en su estadio deberá ganarle a Deportivo Lara.

El “nosotros vamos a salir a ganar” que Ariel Holan avisó en la previa resultó no estar en concordancia con lo que su Independiente reflejó en el campo de juego. Al menos desde la postura, el equipo argentino no demostró tener la intención de agredir al rival de turno como más le gusta hacer: haciéndose dueño de la pelota, manejando los tiempos y siendo vertical. Y presionando bien arriba, en terreno contrario, cuando no tiene el balón en su poder.

Fue lo contrario a eso el Rojo en el Campín. Apostó a otra cosa. Apostó a esperar agazapado y cederle el protagonismo al anfitrión y sus urgencias de sumar de a tres puntos. No le salió nada mal de movida a los de Holan. El técnico movió las fichas de la formación inicial pensando en cada detalle de su estrategia. De hecho, lo sacrificó a Fabricio Bustos para armar una última línea con mayor altura pensando en las pelotas quietas, tanto a favor como en contra, compuesta por Nicolás Figal, Alan Franco, Fernando Amorebieta y Gastón Silva. Y puso a dos rápidos como Braian Romero y Gonzalo Verón por las bandas del mediocampo para el contraataque.

Se defendió bien Independiente. Millonarios tuvo el balón pero nunca supo bien de qué manera lastimarlo. Jader Valencia no comandaba y Ayron Del Valle quedaba disminuido entre los centrales visitantes. No pasaba sofocones Martín Campaña, bien resguardado. Y encima, las jugadas de peligro más claras eran de los de Avellaneda. Martín Benítez aprovechó un lindo quite de Diego Rodríguez en la mitad de la cancha y soltó la derecha. Ahí se empezó a lucir Wuilker Faríñez, el arquero de 20 años venezolano que se lució en las Eliminatorias ante la Argentina.

Tapó otro contraataque en el segundo tiempo: un desborde de Verón que terminó con una palomita de Benítez en el área chica. Cuando parecía que Independiente tenía todo controlado, otro venezolano metió la mano. La pelota impactó en el brazo derecho abierto de Amorebieta dentro del área y el árbitro cobró el correcto penal que el capitán Andrés Cadavid transformó en gol tras una definición esquinada de zurda.

Por unos minutos, el Diablo estuvo a punto de quedar patas para arriba. Se adelantó unos metros en el terreno y los espacios que se crearon en su defensa pudieron haber sido capitalizados por los colombianos, que nunca merecieron estar en ventaja y mucho menos hacer el segundo. La justicia llegó en la derecha de Emmanuel Gigliotti, quien casi ni había tocado la pelota. Le sacó jugó a un buen envío de Romero, el Puma, que picó entre los centrales, se frenó, enganchó y la clavó en el ángulo para poner un empate aliviador.

Pudo haber sido victoria, pero Faríñez le sacó otro remate a quemarropa a Benítez y uno más a Gigliotti sobre la hora. Más allá del lamento por las chances desperdiciadas, Independiente se volvió a Buenos Aires con la mente tranquila por el deber cumplido y con la ilusión intacta.

Con este resultado, el equipo de Ariel Holan ocupa el segundo puesto del Grupo G con 7 puntos, un punto más que Deportivo Lara -su rival de la última fecha, en Avellaneda- que perdió con Corinthians (10 unidades y clasificado a octavos). El Millonarios de Miguel Angel Russo cierra la zona con 5 puntos y una mínima chance de avanzar.

Fuente: clarin.com