En los últimos dos años, partido a partido Jaguares fue superándose a sí mismo y quebrando barreras que en los primeros dos parecían insalvables. Hoy se ubica entre los cuatro mejores del Personal Súper Rugby 2019. Un logro enorme en relación a cómo estaba no hace mucho tiempo atrás, aunque pequeño en relación a dónde puede llegar. Por lo que construyó a lo largo de toda la campaña y reafirmó en la impresionante victoria de este viernes por 21-16 sobre Chiefs, cabe ilusionarse todavía con emociones más intensas por venir.

Si en su segunda presentación en cuartos de final, la primera como local con todo lo que eso significa, Jaguares logró desembarazarse de un equipo de la talla y la jerarquía de los neozelandeses, dos veces campeón, que jugaba por octavo año consecutivo un partido de playoff; si en el éxito logró dar otro paso más en materia de carácter, por qué no soñar con transformar una campaña exitosa en una gloriosa.

El próximo viernes, Jaguares disputará por primera vez una semifinal. Será ante el ganador de Brumbies y Sharks (juegan a las 6.45 de este sábado), también en Vélez. Son dos rivales a los que el equipo argentino derrotó esta temporada. En el caso de los sudafricanos, en dos oportunidades. El favoritismo lo marca, antes que estos antecedentes, el estado de gracia en que se encuentra el equipo de Gonzalo Quesada.

A partir de que Mario Ledesma asumió el control para la temporada 2018, Jaguares creció partido a partido y se erigió en un equipo competitivo, primero, y peligroso después, y alcanzó los cuartos. Quesada supo capitalizar esa experiencia y le agregó su impronta. Fortaleció todos los aspectos del juego (especialmente la agresividad de la defensa y las variantes del ataque), por un lado. Principalmente, obligado por la inminencia del Mundial y las lesiones, encontró la fórmula para dosificar cargas sin resentir el rendimiento del equipo.

Así, Jaguares llega a la semifinal con aire y una gran ventaja sobre su rival, cualquiera sea. Brumbies o Sharks, como le pasó a Chiefs esta vez, llegará luego de un largo viaje desde Canberra con por lo menos un par de escalas, un huso horario casi opuesto al de la Argentina, un día menos de descanso y pocos entrenamientos para preparar el partido.

Los 17.000 espectadores configuraron un marco imponente en Vélez. El primer partido de playoff en casa estuvo lejos de convertirse en un factor de presión. Al contrario, el aliento se sintió como nunca antes en la corta vida de este equipo y empujó para dar vuelta el partido en los momentos críticos y aguantar en el infartante final.

Chiefs llegaba con el antecedente de haberse vuelto victorioso las dos veces que se presentó en Vélez (el primer partido en la historia de Jaguares en esta cancha en 2016 y por la 7ª fecha de esta temporada, los dos sobre el final) y que contó con siete All Blacks entre los 23. Eso sí, le faltó su jugador más desequilibrante, Damian McKenzie, el verdugo en aquellas dos oportunidades. De todos los posibles rivales que se barajaban cuando en la última fecha todavía no estaban definidos los clasificados, era sin dudas el peor posible.

Al final de cuentas, el esplendor de Brodie Retallick, Sam Cane y Anton Lienert-Brown quedó eclipsado por la actuación de Moroni (el mejor), Matera, Kremer, Cubelli y Boffelli, por nombrar algunos de los más destacados dentro de una actuación general superlativa. Todos nombres que en esta temporada terminaron de consagrarse como jugadores de clase mundial.

La forma en que resolvieron el partido, luego de un primer tiempo complicado en el que Chiefs se erigió como dominador y manejó los hilos del juego (llegó a estar 16-8 abajo), no hace más que potenciar las posibilidades de Jaguares. Todavía tiene margen para mejorar en función de lo que demostró a lo largo temporada. La actitud, quedó en evidencia una vez más, es el mayor activo de este equipo.

Jaguares llega a la semifinal como el mejor equipo de las últimas 11 fechas, incluyendo la de cuartos de final. En ese lapso solo perdió ante Highlanders en Otago. Un registro superior incluso al de Crusaders y Hurricanes, los candidatos al título, que van por la otra llave. Ilusionarse con que alguno de ellos sea el último rival no es una utopía. Para eso todavía falta un paso. Si se pudo esta vez, nada impide que pueda también subirse un escalón más.