“Hay buena voluntad y está todo encaminado”, informaron desde el entorno del astro sobre las negociaciones con Dorados de Sinaloa, que hoy despidió al técnico que estaba en funciones y ya anunció al “Diez” en Twitter. Las diferencias con el club de Bielorrusia que lo acercan a volver a lucir el buzo de DT

La primera detonación fue ayer: desde el fútbol mexicano tentaron a Diego Maradona para volver a oficiar como director técnico. Las conversaciones iniciáticas lo habían entusiasmado, al punto de evaluar seriamente dejar su flamante puesto de “presidente del fútbol” de Dínamo Brest.

Hoy, el Diez, de 57 años, está a un paso de volver a dirigir en México. Durante la jornada se desarrollaron varias reuniones entre Dorados de Sinaloa, el club que quiere contar con sus servicios, y Matías Morla, su apoderado. “Hay buena voluntad y está todo encaminado”, le advirtieron a Infobae desde el entorno del ex capitán de la Selección campeona del mundo en México 1986.

Así, es cuestión de horas y detalles para que Maradona vuelva a calzarse el buzo, esta vez, en la segunda división del fútbol mexicano. Dorados pertenece al grupo empresario Caliente, que también maneja al club Tijuana. Tan profundo es el interés que, a pesar de que todavía no se rubricó el acuerdo, el presidente de Dorados ya despidió al técnico que se encontraba en funciones. “Me pidieron que dejara el puesto, porque tenían otros planes. Yo lo considero oficial”, declaró Francisco Ramírez, el DT saliente, ante la consulta de ESPN.

Ahora bien: ¿por qué Diego abandona el proyecto en Bielorrusia, por el que había acordado contrato por tres años? Los factores son varios. Si bien había sido recibido como héroe, con regalos extravagantes incluidos, Maradona, desde su rol de presidente, había sugerido algunos movimientos en Dínamo que no fueron aceptados.

Por ejemplo, había solicitado la inclusión de un profesional de confianza que había trabajado con él en Deportivo Mandiyú, en el cuerpo médico del plantel. Su pedido no fue concedido. A su vez, había sugerido algunos nombres como refuerzos para el equipo, que se quedó afuera de la fase clasificatoria a la Europa League.

La dirigencia le había aprobado la incorporación del arquero Cristian Campestrini, pero no le validó la negociación con Fernando Belluschi (San Lorenzo) o Maximiliano Rodríguez (Peñarol); gestiones que el propio astro inició durante su descanso en Buenos Aires.

Maradona acordó su vínculo con Bielorrusia con intenciones de trabajar, no sólo de prestar su imagen. Y allí hubo una diferencia de criterio. De todos modos, tenía previsto viajar a Brest la semana que viene… hasta que llegó la oferta de Dorados.

El elenco de Sinaloa está en los últimos puestos de la segunda categoría del fútbol azteca, que encabeza el Atlante: apenas suma 3 puntos (producto de tres empates) en seis partidos. Anoche, al menos, sumó una alegría: venció 1-0 a Veracruz, en la Copa de México.

Dorados, que cuenta con los argentinos Gaspar Servio y Jorge Córdoba, devolvería a Maradona al lugar donde más cómodo se siente: el campo de juego. “Lo que no van a poder matarme el olor del pasto, ninguna mujer tiene el perfume de ese aroma”, es una de sus frases ya célebres. Dirigir es lo más cercano a jugar y, lógicamente, le tira más que ser “presidente del fútbol”.

Así, desde sus vacaciones en Argentina, palpita el final de las negociaciones. Todavía no conformó su cuerpo técnico: en Fujairah FC de Emiratos Árabes, que terminó ascendiendo a Primera de dicho país, tuvo a Luis Islas y a Héctor Enrique (durante media temporada) como ayudantes de campo. Pero ya bucea en la actualidad de Dorados. Y pide el talle de su buzo…