El ‘Ciclón’ le ganó 76-70 a Quimsa de Santiago del Estero y cerró la serie final de la Liga Nacional de Básquet por 3-2. Nicolás Romano fue determinante en el equipo de Silvio Santander. José Vildoza fue el MVP.

El Ciclón, tras un mejor arranque por la defensa colectiva y, en especial de Aguirre sobre Robinson, había arrancado mejor. Pero Quimsa mostró su equilibrio como equipo. Tras estar trabado en ataque, se puso el overol y defendió. Hasta que Robinson, con un segundo cuarto brillante, lo sacó del hoyo ofensivo. Fueron 15 puntos en 15 minutos de Brandon, en modo asesino, ante quien se le pusiera enfrente, Penka, Fjellerup y hasta Vildoza. Tiros en la cara, penetraciones y, ya en su salsa, hasta un taponazo a Piñero volviendo a defensa. Luego, de a poco, se sumaron otros, sobre todo cuando Santander dispuso una defensa box & one contra Robinson y eso abrió espacios para otros. Un triple de Mainoldi puso el 40-26 mientras San Lorenzo sufría por esa misma vía (1-13 en la mitad). La etapa se cerró con 10 de ventaja, pese al 35% de campo del ganador. Reflejo del trabajo de obrero del equipo santiagueño.

Quimsa se mantuvo duro en el reingreso desde los vestuarios. Implacable en defensa y eso generando confianza en ataque. Como esa tapa de Ramirez Barrios a Vildoza –hasta ahí llevaba 3-7 de campo y cinco pérdidas- que se tradujo en un bombazo de Copello en el otro lado. Pero hasta ahí llegó el dominio de Quimsa. Santander decidió cambiar y San Lorenzo se le vino encima. Arriesgando, en ataque y defensa. En su aro presionando más la bola –incluso bien arriba- y en ofensiva jugando en menos segundos, recayendo más en el talento de sus figuras, en especial Vildoza, que empezó a dibujar. Así anotó 28 tantos en el período luego de sólo sumar 30 en la etapa inicial. Quimsa hizo lo que pudo: la diferencia de 15 (51-16) pasó a ser de cuatro (62-58) luego de tres cuartos.

En el inicio del último, el Ciclón pasó a ser un vendaval y empató en 70. Partido nuevo. Yendo a la ofensiva en pocos segundos, con Vildoza manejando todo y al fin apareciendo otros actores, como Piñero –tremendo en el tiro luego del 0-7 de campo en la etapa inicial-, Romano –haciendo de todo, siendo decisivo en el cierre-, Fjellerup –le costó con el tiro abierto pero fue devastador yendo hacia el canasto- y hasta Acuña.

Lleno de confianza, San Lorenzo se lo llevó puesto. Fue guapo. Bancó los peores momentos y resurgió. Cuando pasó a ganar 76-70, pareció que no se le podía escapar. Pero Quimsa luchó hasta el final, como pudo. Ya no era el equipo de siempre. San Lorenzo lo había desmantelado en el segundo tiempo. Con juego y personalidad. Así llegó el nuevo título, el quinto nada menos. El que tal vez hasta el Papa haya festejado desde el Vaticano.