El extremo hizo trabajos livianos y seguirán evaluando su evolución. Armani tendrá su prueba final más cerca del partido.

En la caja de Pandora, los hinchas de River y el propio Marcelo Gallardo se aferran a una mínima esperanza y no la quieren perder. La inoportuna lesión que sufrió Pablo Solari, el goleador del CARP en lo que va del semestre, con siete gritos en 641 minutos jugados, complicó en un altísimo porcentaje sus chances de poder jugar su primer superclásico con la banda roja en el pecho ya esta altura su presencia en la Bombonera es casi utópica.

Después de la molestia que sintió tras un esfuerzo en el área de Barracas Central y que lo obligó a ser reemplazado por Suárez 12′ después de esa acción, los estudios arrojaron que padece un leve desgarro en el aductor izquierdo o, más precisamente, una lesión muscular del cuadrado femoral de su pierna izquierda. Y tras conocerse la noticia, las agujas del reloj comenzaron a girar más rápido de lo normal y el plazo tan corto no acompaña.

Este martes por la mañana, en la vuelta de River al trabajo tras un merecido día de descanso, Solari trabajó junto al grupo en el predio de Ezeiza, aunque eso no signifique un aliciente pensando en Boca: todo el plantel realizó trabajos regenerativos en el gimnasio, trote y kinesiología y el ex Colo Colo acompañó esos movimientos livianos.

En el aspecto clínico, son escasas las chances de que Solari pueda recuperarse de un pequeño desgarro en menos de una semana. Sin embargo, al menos por ahora el DT no lo descarta y esperará hasta más cerca del fin de semana para confirmar el futuro inmediato de Solari. En todo caso, la mínima ilusión de una recuperación tan veloz como milagrosa puede obedecer al umbral de dolor que tiene el propio PCS, que jugó lesionado durante tanto tiempo en Chile.

“Él tiene una pisada diferente: se le sobrecargan los aductores. No es para preocuparse si no para ocuparse. Es un tema preventivo: hay que fortalecer las zonas que se sobrecargan para evitar lesiones”, había expresado Hugo Roldán, preparador físico de Colo Colo, en marzo de este mismo año, advirtiendo que el Pibe terminaba los partidos dolorido, pero no dejaba de jugarlos.

“Estoy con una pubalgia desde hace un año, pero nunca se dijo nada porque siempre estuve jugando. Siempre estuve en Colo Colo y con mis compañeros”, explicaba el delantero apenas dos semanas antes de que se hiciera el pase a River y cumpliera su sueño y el de toda su familia. Después del triplete ante Defensa, el aductor le puso un freno. Ahora, tanto en Arizona como en los alrededores del Monumental, todos rezan a la espera de un súper milagro, porque la esperanza es lo último que se pierde…