El exjugador ‘aurirrojo’ confesó que ese equipo tenía un “gran grupo humano, además de jugadores de fútbol, que sabíamos lo que queríamos dentro de la cancha” y que de esa manera se lograron los objetivos. Sus compañeros, los triunfos ante Textil Mandiyú y la vuelta en Santiago del Estero fueron parte de la charla.
“Fue hermoso, un día como hoy, una fresca tarde… muy lindo. Muy lindo que nos recuerden, que cada vez que pasa el tiempo la gente se siga acordando mucho más. Muy feliz de haber estado en ese plantel muy rico de jugadores y con excelentes personas”, comenzó contestando Víctor Manuel Galarza sobre aquella conquista de Boca Unidos un 3 de junio de 2007 cuando logró el ascenso ante Central Córdoba y en Santiago del Estero.
Luego de hacer memoria de los nombres que conformaron ese plantel, sentenció que “en ese momento hemos logrado cosas para el club y en ese momento no nos dimos cuenta porque lo único que hacíamos era disfrutar de jugar bien o de tratar por lo menos”, le confesó a La Red Deportiva (La Red Corrientes 107.1 MHZ).
El recuerdo de ese torneo empezó con el armado del equipo a cargo de Pedro Dechat (luego se fue y llegó Arsenio Ribeca). “Yo llegué sobre el final. Se armó un gran grupo, somos hermanos y seguimos hablando igual, y cada vez que nos podemos juntar la pasamos muy bien. Eso también nos dio en ese entonces muchas alegrías”.
“Hoy hablaba con Gamarra (Germán) y le decía ‘¿te acordás la noche previa?’ nosotros estábamos muy confiados en lo que podíamos llegar a dar de visitante y lo terminamos coronando con una gran actuación y ganando 2-0 en una cancha que estaba toda preparada para que ellos den la vuelta. No me olvido más”, dijo, marcando la confianza que se tenía ese grupo a pesar del clima hostil que se iba a vivir en esa cancha.
“Teníamos un mediocampo increíble, agregó, una defensa a la que le hicieron pocos goles, y teníamos al ‘Tanque’, a ‘Seba’ González, a Cristian (Núñez), a Rodney Widman… creo que teníamos un gran grupo humano, además de jugadores de fútbol, que sabíamos lo que queríamos dentro de la cancha”.
Arsenio Ribeca llegó para suplantar a Pedro Dechat, en lo que pudo ser un click en la campaña: “desde que llegó Arsenio, después de perder 2-0 en Misiones contra Crucero en el último partido de Pedro Dechat, nos transmitió tranquilidad, que jugaba el que estaba bien, y no teníamos las dudas que tuvimos con Pedro, que fue el que armó el equipo. Faltaba mover algunas piezas nada más. En un momento llegamos a jugar con dos enganches, dos delanteros, tres en el fondo… no teníamos problemas”.
“Alarcón, Giovenale y Ricardone, abajo; Oscar Gómez, Gamarra, ‘Manzana’ Benítez o Franco Amaya, Manzi, yo, Padilla, Núñez… cada uno cumplía su función y nadie más que el otro”, surgió casi de memoria, entre algunos de los nombres de ese plantel.
La serie con Textil Mandiyú también fue un punto de quiebre. “Mandiyú tuvo un gran equipo ese año pero nosotros con las individualidades marcamos la diferencia. Desde que cambiamos el técnico nos inculcó mucha tranquilidad. Arsenio siempre nos decía que teníamos un gran equipo, que confiemos en nosotros, que disfrutemos cada vez que jugamos. Después que pasamos a Mandiyú nos mirábamos y decíamos que algo más podíamos lograr, que estábamos tan cerca, que teníamos un gran plantel y que la unión del grupo hizo que tengamos la suerte de ascender ese año”.
Este zurdo, de buen recorrido y de buena pegada, colgó los botines a los 32 años producto de muchas lesiones pero eso no le empaña todo lo conseguido: “cumplí mi sueño de jugar en primera división, en el equipo más grande de la Argentina; ascender con el club de mi Provincia y dos veces; así que la verdad es que al fútbol no le puedo pedir más que tratar de ser un buen técnico, que el día de mañana me toque dirigir algún club y tener la posibilidad de ascender o por lo menos salir campeón”.