Aunque había salido en libertad en 2014, volvió a delinquir y permaneció en una cárcel de Bolívar hasta ayer.

“El Gordo” Valor, experto ladrón de blindados, estuvo sentenciado a 24 años por los asaltos, a 20 por el golpe frustrado a un camión blindado en La Reja, Moreno, donde murieron un policía y dos delincuentes y del que siempre negó haber participado.

Después le dieron siete años por haberse fugado de la cárcel de Devoto en septiembre de 1994, desenrollando una larga soga y deslizándose hasta la vereda con ella. Pero luego fue recapturado.

Tras haber permanecido preso unos 15 años, Valor había recuperado la libertad en 2007: fue beneficiado con una excarcelación por no estar firme su sentencia.

Pero en 2009 fue imputado por los delitos de “resistencia a la autoridad, violación de domicilio, daño y portación ilegal de armas”, tras protagonizar una persecución y tiroteo que finalizó dentro de un country de Pablo Nogués.

A fines de 2012, fue condenado a una pena de siete años de prisión en un juicio abreviado que tuvo a su cargo el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 2 de San Isidro.

Valor fue excarcelado en la madrugada del 1º de mayo de 2014 de la cárcel de Campana tras recibir el beneficio de la “libertad asistida” por parte de un juez de San Isidro.
Le faltaban seis meses para cumplir su última condena. Tras el fallo que le dio la libertad asistida, Valor había asegurado que no volvería a delinquir.

Pero la promesa le duró dos meses. En julio de ese año, una persecución que incluyó seis patrulleros comunales y todo el sistema de cámaras de San Miguel terminó con una nueva detención de “El Gordo” Valor: iba en una Renault Kangoo robada donde había cuatro armas y un handy de mano con el que escuchaba la frecuencia policial.

“Yo no hice nada. Cometí el error de subirme en el coche equivocado. Estaba por el buen camino, con muchos proyectos”, relataría Valor en la entrevista posterior a su arresto y cuya pena se agotó ayer.

Y agregaba: “¿Alguien puede pensar que salí a robar teniendo esas posibilidades y disfrutando de la libertad con mi esposa?”.

Esa misma mujer lo fue a buscar a la cárcel de Bolívar. El sábado ya tienen una cita: dará una charla para adolescentes en un comedor de San Miguel. “Quiere aprovechar lo malo, lo que le pasó, para transmitírselo a los más jóvenes y que no se metan en el delito”, dijo Juan Manuel Casolati, su abogado.