La autoridad monetaria logró enfriar los temores de un nuevo movimiento brusco de la divisa. La contracara es la necesidad de subir las tasas.

Luego de cinco ruedas a la suba, el dólar tuvo su primer día de tranquilidad este jueves y cerró en $40,56 para la venta minorista, es decir, veinte centavos más barato que la cotización de ayer. Durante la jornada del miércoles, la divisa se había acercado a su máximo histórico.  En esta oportunidad, la punta compradora finalizó en torno a los $38,56. 

En el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC), la moneda norteamericana cerró en $39,53. Este segmento, también conocido como “el mayorista” es el que fija la pauta de cuándo debe intervenir el Banco Central de la República Argentina (BCRA). Hasta hace algunos días la autoridad monetaria venía operando como comprador para subir el dólar y evitar que el peso se apreciara y perdiera competitividad.

De hecho, la divisa llegó a cotizar durante varios días por debajo de la zona de no-intervención, que hoy tiene un techo por encima de los $49. Esta situación se revirtió en las últimas semanas y existió el temor de una nueva disparada virulenta del dólar.

Para aplacar la suba y, teniendo en cuenta que el Banco Central no puede intervenir directamente en el MULC como vendedor hasta tanto la divisa no se vaya por encima de la línea de no intervención superior, la estrategia fue reflotar el “torniquete monetario”. Por un lado, se subió la tasa de corte promedio de las Leliq a 49,026%, mientras que ayer había cerrado en 46,014%.

Esto supone un mayor enfriamiento de la economía, ya que encarece el crédito. A la vez, convierte el peso en un activo más atractivo y frena una potencial corrida. En cuanto al mercado informal, el dólar blue bajó 25 centavos a $ 39,25. En tanto, el “contado con liqui” sumó ayer 64 centavos a $39,96.

Opinión. “El Banco Central se dio cuenta que el equilibrio dólar tasa quedó finito y eso generó una presión sobre el tipo de cambio. Ello obligó a sobrecumplir más el programa monetario, de manera tal de colocar una tasa más alta y que eso se traslade a los plazos fijos y estimule la demanda de pesos”, señaló el economista de la consultora EcoGo, Juan Ignacio Paolicchi.

Por otra parte, el analista agregó: “El BCRA está recalibrando día a día. En su momento, vio que tenía espacio para bajar la tasa de interés, dado el ingreso de capitales a emergentes. Pero, evidentemente, se apresuró, y ese apuro terminó derivando en una presión cambiaria. Esta presión, si bien no es grave, porque el dólar está cerca del piso de la banda, implicó un ritmo tenía que ser suavizado. Por eso se retomó el objetivo de sobrecumplir el programa monetario más de lo que lo venía sobrecumpliendo”.