La temporada hidrológica 2019-2020 del río Paraná estuvo caracterizada por una pronunciada y prolongada bajante, y si bien sorprendieron los bajos niveles de agua, el dato más llamativo fue que, con 3,20 metros, se registró la altura máxima más baja del río desde que se toman registros hace casi 117 años. Así lo dio a conocer el Ing. Hugo Rohrmann, especialista de la Facultad de Ingeniería de la UNNE, quien acotó que las perspectivas climáticas e hidrológicas no prevén una recuperación hacia fin de año.

En el marco de las 10° Jornadas de Divulgación Científica de la Facultad de Ingeniería de la UNNE, el Ing. Rohrmann brindó la exposición “Bajante Histórica del Río Paraná: causas, problemas y recomendaciones” en la que se refirió al proceso de bajante que hace varios meses afecta al principal río de la región.

Rohrmann es Ingeniero en Recursos Hídricos, investigador y docente en la Facultad de Ingeniería de las Cátedras “Hidrología” y “Riego y Drenaje”, y fue ex presidente de la Administración Provincial del Agua del Chaco.

“Es llamativo ver las imágenes del río Paraná con mayor cantidad de islas que de agua” sostuvo sobre el tema y señaló que es una problemática actual que se viene analizando en distintos ámbitos y que en particular fue analizada en el desarrollo de la Cátedra de Hidrología durante el cursado virtual por la pandemia.

Si se hace estadística del río Paraná en los ya casi 117 años que se está midiendo (desde 1904 se mide en Corrientes), aparece que el caudal medio en la sección Corrientes, entrada al tramo medio del río, es de casi 17.000 metros cubico por segundo.

Pero está diferenciado en dos periodos claramente distintos: hasta el año 1970 ese valor era 15.300 m3/s y en los últimos 50 años se elevó a 19.000 m3/s, un 24% más, básicamente por aumento de las precipitaciones (6%), por cambio de uso de suelo (especialmente en Estados agrícolas de Brasil), y la construcción de casi 60 represas en Brasil.

Por eso llama la atención el valor tan bajo que se registró en mitad de mayo de este año, de apenas 8.949 metros cúbicos por segundo, 70/80 cm en las escalas de Corrientes y Barranqueras.

En los 115 años de medición el promedio de altura mínima en Barranqueras (con registros desde el año 1906), tomando una por año, es 1,43 metros. En el primer ciclo (hasta 1970) es de 0,83 m y en los últimos 50 años tuvo un incremento de un metro y medio hacia arriba, una mejora clara en niveles del río Paraná como altura mínima.

Al respecto, Rohrmann remarcó que el valor de 0,70/0,80 metros como altura mínima que se registró este año en Corrientes/Barranqueras está a tono con la serie antigua, del periodo anterior al año 1970, pero dentro de la serie actual de los últimos 50 años es claramente el valor más bajo, y por lo tanto, excepcional.

Sin embargo, el dato más llamativo del río Paraná en el último año hidrológico 2019-2020 que finalizó el 31 de agosto de 2020, es que se registró la menor altura máxima del río Paraná a lo largo de un año en los 117 años de medición, con 3,20 metros de altura.

El especialista remarcó que este registro de menor altura máxima de la historia (desde que se tiene medición) toma trascendencia además porque ocurrió en la actual serie iniciada en 1970 con mayor escorrentía del río.

Por otra parte, si se analizan caudales medios anuales, el promedio histórico como se mencionó es de 17.000 metros cúbicos por segundo. Los años con valores más bajos del caudal son los años 1944/1945 con 10.300 m3/s con una reducción de 40%, le sigue la temporada 1967/1968 con 10.600 m3/s y una reducción similar, y este último año hidrológico está en 12.115 metros cúbicos por segundo, que lo ubican entre los 15 más bajos de la historia.

En el análisis de un mes, aparece en octubre de 1944 el registro más bajo de los 117 años, con 4.663 metros cúbicos por segundo, otro valor fue septiembre de 1968 con 6.500 m3/s. En este año hidrológico (2019-2020), que se ubica dentro de los 15 más bajos de la historia el mes más bajo fue abril con 9.940 m3/s.

“Se nota que, si bien el año fue totalmente bajo, en valores mensuales no lo es tanto y ahí aparece la intervención de las represas, que son beneficiosas para esta situación de bajante, ya que regulan los caudales mínimos hacia arriba” indicó.

PRECIPITACIONES

El Ing. Rohrmann analizó, además, mediante mapas del Instituto Nacional del Agua, lo que ocurre con las precipitaciones que estuvieron por debajo de lo normal en julio, mes en el que llovió menos que el promedio histórico de julio. En agosto llovió un poco más, sobre todo en Brasil, pero el río siguió bajo y no generó una mejora sustancial.

Si se mira con una mayor amplitud, seis meses hacia atrás, aparece que toda la Cuenca del Plata tenía anomalías de precipitaciones negativas, llovió menos de lo normal entre 300, 400 o 500 milímetros menos en cualquier parte de la cuenca del Paraná.

Al observar el último año, que justifica claramente el comportamiento tan bajo del río Paraná en la sección Corrientes, se ve que toda la Cuenca del Plata tiene valores por debajo de lo normal, con picos en Asunción, Formosa, Misiones, de 800 milímetros por debajo de lo normal.

“Ese es el principal indicador por el cual los niveles del río Paraná no se recuperan en lo que va de este año”.

En tanto, el escenario climatológico que se espera hacia adelante, de acuerdo al Instituto Nacional del Agua, indica “condiciones deficitarias”, por lo que tampoco se espera hasta fin de año alguna recuperación.

El escenario hidrológico, es decir el comportamiento de los ríos una vez que se produzcan las precipitaciones, según las perspectivas se mantendrá en el trimestre septiembre-octubre-noviembre en aguas bajas con niveles mínimos asociados a los mínimos de los últimos 50 años, sin la esperada recuperación hacia los valores normales de fin de año.

Si se analizan otras bajantes pronunciadas que tuvo el río Paraná, 1944, 1968 y el año 2020 en curso, se puede notar que la recuperación o algún incremento en los valores, en 1944 se registró en noviembre y en 1968 ocurrió en octubre. Por eso se deduce que cuando comienza la temporada de lluvias, en octubre, se empieza a generar un incremento de la altura del río.

“Pero primero tiene que empezar a llover, y cuando llueva quién tomará esa agua será el suelo que está seco y recién después que el suelo tenga la humedad suficiente va a empezar a generar mayor escorrentía, y por lo tanto si esas perspectivas son negativas todavía no se visualiza una recuperación del caudal del Paraná” explicó.

Comentó que el caudal que estaba pasando por el río Paraná a mitad de septiembre era de 10.000 metros cúbicos por segundo, un 53% del promedio de la serie actual.

Del Paraná venían 8.800 m3/s, un 59% del promedio anual, y del río Paraguay 1250 m3/s, un 31% del promedio de ese río, con lo cual el Paraguay está claramente más bajo que el Paraná.

“¿Puede seguir bajando el río? Sí”, expuso el especialista de la UNNE y acotó que la perspectiva trimestral de lluvia no indica recuperación.

También los pronósticos en Brasil no alientan una recuperación, con el agravante que la zona de nacimiento del río Paraná están indicando entre 70 y 80% de precipitaciones por debajo de lo normal, por lo cual tampoco hay esperanzas de que eso pueda modificarse hacia fin de año.

Durante la charla el Ing. Rohrmann se refirió además a las complicaciones que genera la bajante prolongada del río Paraná, y brindó una serie de recomendaciones para abordar la actual situación que afecta la navegación, tomas de agua, calidad de agua, riesgo de contaminación, mayores cargas de sedimentos en el agua, represas con menor generación energética, problemas en la fauna íctica, entre otros problemas.

“El objetivo de la charla fue analizar las causas de la bajante histórica del río Paraná, qué problemas está causando, y con la función de la Facultad de Ingeniería hacer recomendaciones a la sociedad, qué es lo que sabemos en esta cuestión y que es lo que recomendamos para que si esta situación, si se repite, estar mejor preparados” finalizó Rohrmann en la exposición durante las 10° Jornadas de Divulgación Científica de la Facultad de Ingeniería de la UNNE.