El uruguayo fue uno de los baluartes del ascenso a primera división. Allí se transformó en un referente antes de partir hacia Huracán. Anécdotas de todo tipo, propios de un club amateur que buscaba llegar a lo más alto. La historia del ‘Albo’ le guardará un lugar importante a este uruguayo que –admitió- tiene ganas de volver a la ciudad en algún momento.

Pedro Barrios, el exjugador del Deportivo Mandiyú habló de esos años esta tarde en su dialogo con La Red Deportiva (La Red Corrientes 107.1 MHZ), en una extensa charla llena de recuerdos y de buenos momentos.

“Siempre es grato, un motivo de alegría que –tanto de Corrientes como de Huracán- se acuerden de mí”, dijo cuando se le preguntó qué le pasaba con cada contacto con la Provincia. Llegó en la segunda parte de 1987, para el año del ascenso de Mandiyú.

“En los primeros días en Corrientes fui a entrenar en camión también”, recordó aunque también dijo que después le pidieron a Eduardo Seferián y lograron empezar a trasladarse desde la fábrica Tipoití hasta el predio de la ruta 12 “en colectivo porque había una empresa frente a la fábrica”.

Para él, esa “fue una etapa muy linda porque –si bien yo venía de un equipo grande como Nacional- los uruguayos tenemos una virtud que es la de adaptarnos a cualquier circunstancia, y en ese sentido –en el profesionalismo- estaba retrocediendo bastante, pero como encontramos mucha receptividad en Seferián y en la gente que estaba al frente, todas esas cosas se fueron cambiando rápidamente”.

“Aparte, ¡cada uno entrenaba con su ropa! El primer día que llegué, fuimos a la fábrica a cambiarnos para ir a entrenar. Entramos a los vestuarios donde también se cambiaban los ‘funcionarios’ de Tipoití, entonces me encontré con una cantidad enorme de personas. En un momento sonó la sirena y en un segundo nos encontramos rodeados de cientos de personas, cambiándonos todos juntos”, recordó a modo de anécdota y como una gran pintura de lo que era ese Mandiyú que estaba a punto de dar el salto al profesionalismo de la primera A.

“Fue un lindo proceso porque se comenzó muy de abajo, y muy duro porque en el Nacional B teníamos que viajar muchísimo en ómnibus. Fue un año muy duro pero muy disfrutable porque el premio fue enorme”, enfatizó.

El técnico Juan Manuel Guerra “conocía muy bien la categoría y planificaba muy bien los partidos. Había conformado un plantel de gente mucha experiencia, que habían jugado mundiales, sudamericanos, de selección, entonces había experiencia con una mezcla de jugadores que hacían sus primeros pasos en el fútbol profesional; teníamos un gran grupo humano y sentíamos el apoyo de la gente”.

Ese equipo “jugaba de la misma manera de local y de visitante, con gente de experiencia como Adolfino Cañete que sabía cuando acelerar y cuando hacer la pausa; José Horacio Basualdo y Attadía; y arriba dos definidores como ‘Coquito’ (Rodríguez) como Daniel (Oddine) eran dos delanteros bárbaros que hacían la diferencia. Atrás nos revolvíamos bastante bien”.

Recordó el partido contra Quilmes y coincidió con que el relato de José Antonio Barreto es emocionante porque “tenía una forma muy particular y quedó en uno de los recuerdos más lindos”, dijo. Además, “había un plantel muy lindo, ese partido fue muy lindo y quedó para la historia. Terminamos 8 contra 8, y ese día –como éramos muchos uruguayos en el plantel- fueron muchos medios uruguayos a transmitir el partido”.

Hizo un repaso por los delanteros con los que lidió en aquella época como Noremberg (Chaco For Ever), Vidal González, Leani, entre otros; “pero nosotros teníamos un equipo con mucha experiencia”, agregó. Recordó ‘a los de buen pie’ como Adolfino Cañete, Pablo Quiroga, Daniel Tapia y Guido Alvarenga.

Ese ascenso “para Corrientes fue una transformación enorme porque ver a Boca, River, San Lorenzo o Huracán jugando ahí no era una cosa habitual, entonces hubo una revolución en lo futbolístico y la gente se sumó a todo eso”.

“Recuerdo la alegría de la gente cuando salíamos a la calle, no sabían de qué manera agradecer que la Provincia esté viviendo todo eso. Si tengo que elegir un recuerdo es, sin dudas, la llegada después del partido de Quilmes: cuando llegamos al aeropuerto había un mundo de gente, estuvimos no sé cuanto tiempo para llegar a Casa de Gobierno porque en Tipoití se trancó el ómnibus. La gente que había salido a la calle era increíble. Ese es el mejor recuerdo de mi paso por Mandiyú”, expresó.

Está con ganas de volver pero la Pandemia hoy se lo impide. Pedro Barrios ha dejado un gran recuerdo en Corrientes por su forma de jugar, seguramente, pero también por su forma de ser que lo llevó a ser uno de los jugadores más queridos por el hincha de Mandiyú.