Nueva Zelanda está en shock. Al menos 49 personas murieron hoy en ataques contra dos mezquitas de la ciudad de Christchurch, en la Isla Sur, en una jornada con una violencia “sin precedentes” en el país, según la primera ministra Jacinda Ardern. Por el hecho hay tres detenidos, y las autoridades afirmaron que uno de los autores fue identificado como un joven extremista australiano, quien transmitió el atentado por Facebook Live.

Un hombre identificado como Brenton Tarrent, ciudadano australiano de 28 años, entró armado a una mezquita de Al Noor y disparó contra los presentes. Transmitió toda la masacre a través de su cuenta de Facebook y las imágenes se viralizaron rápidamente a través de redes sociales.

Minutos después, se reportó otro ataque similar en una mezquita de la zona conocida como Linwood, ubicada en los suburbios de Christchurch. Allí detuvieron a un sospechoso que habría actuado junto al tirador del video.

La Policía de Nueva Zelanda detuvo hasta el momento a cuatro sospechosos. “Cuatro personas están bajo custodia, tres hombres y una mujer”, informó el comisionado de policía Mike Bush, quien añadió que fueron hallados dispositivos explosivos en los vehículos que esos sospechosos utilizaban.

Retiran a una de las víctimas del tiroteo

Jacinda Ardern se expresó a través de su cuenta de Twitter. “Lo que ha ocurrido es un extraordinario y sin precedentes”, dijo Ardern. Y agregó: “Es uno de los días más oscuros para nuestro país”.

Len Peneha, un testigo, aseguró que vio a un hombre vestido de negro ingresar a la mezquita Masjid Al Norr y luego escuchó decenas de disparos, seguidos de personas que salían aterrorizadas del lugar.

Peneha, quien vive a un lado del lugar, dijo que el agresor salió del templo, dejó caer lo que parecía ser un arma semiautomática frente a su cochera y escapó. Peneha ingresó a la mezquita para intentar ayudar.

“Vi muertos por todos lados. Había tres en el pasillo, en la puerta de entrada y dentro de la mezquita”, comentó. “No entiendo cómo es que alguien pudo hacerles esto a estas personas, a cualquiera; es ridículo”.

La policia de Nueva Zelanda en el lugar de los asesinatos