Cayó por 4-3 ante el Colorado Rapids, tras empatar 2-2 en los penales.

En Denver, ante Colorado Rapids, Boca cerró con derrota por penales (4-3 tras el 2-2 en los 90 minutos) una pretemporada que dejó algo claro: el arco es un enorme signo de preguntas. Los bombardeos desde todos lados que llenaron de dudas a Agustín Rossi, quien tampoco cooperó en sus actuaciones, terminaron por sentenciar que la búsqueda a contrarreloj antes del cierre del mercado de pases debe incluir alguien que se ponga el buzo y los guantes y salga a ahuyentar todos los temores con los que hoy sale a la cancha el equipo de Guillermo cuando la pelota se acerca al área.

A veces con dudas, otras con aires de subestimación y por momentos con la cara marcando un semblante derrotado, el chico de 22 años que llegó para atacar en el club parece necesitar un minuto de paz. ¿Llegó el momento de Sara? ¿La actuación de Andrada en Barranquilla terminó por convencer a todos que será él a quien ir a buscar? Será un tema a solucionar a último momento.

Ni siquiera sirvieron esos juegos de preparación ante rivales inferiores para sumar confianza. Lejos de eso, los cuatro goles que recibió en los dos partidos lo expusieron ante un mercado en el que Boca mostraba hacia afuera una mirada de respaldo para el arquero pero que en cada negociación que se entabló por un jugador en ese puesto desgastó hacia adentro en la mente de Andrada.

Si bien la mirada queda sobre ese punto, hubo otras conclusiones. Aunque el entrenador todavía crea que le falte un roce vital para la competencia en el fútbol argentino, Villa demostró en estos dos juegos que entiende a la perfección aquello que debe desarrollar un extremo en Boca. Participó desde su sector derecho en el ataque para convertir su segundo festejo en dos juegos y también para terminar como lateral, en defensa. Un manual que Pavón ya conoce de memoria.

Con el regreso de Barrios, ese doble cinco de recuperación de Boca tuvo un poco más de despliegue físico pero igual dejó la impresión de ser un sector endeble al que le falta un mejor entendimiento para no padecer.

En el Dick’s Sporting Goods Park de Denver, frente al anteúltimo de la tabla de la conferencia Oeste de la MLS, la defensa de Boca sintió nuevamente que su mentón queda demasiado expuesto. Es cierto que al gol de Boli hubo que sumarle un punto a ese terreno mitad artificial y mitad césped que le generó un mal pique a Izquierdoz, pero desde allí, el equipo entró otra vez a mostrar filtraciones que ante compromisos sensibles se pagan muy caro.

La mejoría de Buffarini, las proyecciones ofensivas de Más, como ante Independiente Medellín, también fueron efectivas. Ante la lesión de Fabra, era un tema a solucionar.

Las lesiones de Gago y de Benedetto (Pablo Pérez además se retiró con una molestia en el hombro izquierdo) dejaron un sabor agridulce a una pretemporada en la que se apuntó a un fuerte trabajo físico pero que no consolidó a un once titular de memoria. Las modificaciones incluyeron todas las variables posibles en la dupla central, variantes en un ataque con muchos apellidos y con pocas certezas: una, que Pavón es titular indiscutido. ¿Y Tevez? En los dos juegos comenzó como suplente de Zárate (en la segunda parte se fue a jugar al área y el Apache se posicionó atrás suyo) y el mensaje puede tomarse, al menos, para el reestreno oficial contra Alvarado por la Copa Argentina. Su ingreso en la segunda etapa, volvió a dejar en claro que todavía está a una marcha más lenta.

Fuente: clarin.com