Luego de una sufrida definición desde los 12 pasos, los balcánicos se metieron entre los cuatro mejores del mundo. Cheryshev y Fernandes, para Rusia, y Kramaric y Vida, para los croatas, fueron los autores de los goles en los 120 minutos.

Los croatas se impusieron en la tanda de penales (4-3) tras el empate 2 a 2 en los 120 minutos y se sientan a la mesa europea de las semifinales con otro equipo llamado a trascender. Croacia ahora jugará contra Inglaterra una de las semifinales del Mundial el próximo miércoles a las 15. El día anterior, en San Petersburgo y a la misma hora, Francia y Bélgica definirán al otro finalista.

Croacia mostró sus intenciones desde la formación. Fue el mismo equipo que le ganó a Nigeria en Kaliningrado cuando nadie suponía que el Mundial sería tan europeo y tan “mata gigantes” como fue. Modric se juntó con Rakitic en la generación del juego y Kramaric se sumó al ataque algo más retrasado para acompañar a Rebic, Mandzukic y Perisic en el juego ofensivo. El técnico Dalic Zlatko le devolvió al Mundial algo del fútbol organizado y criterioso que se esperaba de esta, otra más, generación dorada de jugadores. Croacia intentó durante todo el partido hacerle honor a esa descripción.

Denys Cheryshev puso el 1 a 0 y también en ridículo al buen arquero Danijel Subasic que con el correr del partido fue fundamental para salvar a su equipo en varias ocasiones. El volante del Villarreal jugó una pared con Artem Dzyuba y después de acomodar la pelota levemente, sacó un tiro que el croata imaginó se iba a ir muy lejos. Le “rompió” la red. Toda Rusia estalló en un delirio tan inolvidable como ese gol. El equipo de Stansilav Cherchesov justo se puso en ventaja cuando Croacia había mantenido el control del partido y tanto Luca Modric como Ivan Rakitic encontraban por los costados a Rebic y Mandukic para inquietar. La alegría rusa duró apenas ocho minutos. Una escapada de Mandzukic terminó en un centro a media altura para que Andrej Kamaric empatara de cabeza.

El equipo croata fue superior en la segunda parte. Tuvo más la pelota y supo usarla. También es cierto que para generar peligro, Rusia no necesita de la elaboración excesiva. Es un equipo oportunista, listo para capturar el error. No es lo que debe ser, es lo que puede ser. A Croacia le faltó más claridad en el pase final. Siguió con las escapadas hacia el fondo de Mandzukic y Rebic que no lograron dar muy seguido con el toque limpio hacia atrás para la definición. Un disparo de Perisic dio en la base del palo derecho del arquero Igor Akinfeev y recorrió la línea del arco antes de irse por el costado. Depués de esa acción, Perisic le dejó su lugar a Brozovic en un cambio aparentemente defensivo pero que derivó en que Modric se ubicara mucho más cerca de los delanteros.

En los últimos diez minutos, Rusia se recostó sobre su área y repitió el bloque defensivo corto que aplicó durante 120 minutos contra España. El reloj pasó a ser más importante que la pelota para los rusos a pesar que tuvieron en un ataque la última oportunidad de ganar en los 90 minutos reglamentarios. Croacia intentó sin profundidad y Rusia prefirió el suspenso de los desconocido pero posible en el tiempo agregado. Así fue que los dos salieron a jugar sus 30 minutos extra por segunda vez consecutiva.

El gol de Domagoj Vida, de cabeza, llegó a los diez minutos del alargue justo después de un error de su compañero de defensa, Dejan Lovren, que Rusia no pudo capitalizar. Con jugadores golpeados y cansados, Croacia intentó mantener el resultado favorable hasta que Mario Fernandes, futbolista de origen brasileño y nacionalizado ruso, conectó de cabeza un fabuloso centro de pelota parada de Dzagoev. 2 a 2. La fortaleza de Rusia llevó al partido a los penales. Otra vez el drama. La tensión se sentía en Sochi. Croacia se impuso en la tanda de penales y cerró una historia apasionante de este Mundial. Un campeonato con partidazos por donde se lo mire.