Aquella noche: Independiente consigue el título en Córdoba. Aquel 25 de enero de 1977 amaneció la ciudad vestida de azul y blanco, especialmente Barrio Jardín. Varios Fiat 600 fueron pintados con los colores de Talleres, los troncos de los arboles también.

 

 

La verdulería del Tucano, íntimo amigo de Daniel Willington, vestida de azul y blanco, justo frente al estadio de Talleres.

 

 

Varios días antes no quedaban populares ni plateas. El camión de exteriores para televisar el partido en directo para todo el país, en blanco y negro, porque ATC recién lo hizo a color en el Mundial 78, estaba estacionado en la puerta.

 

 

El acontecimiento más importante del fútbol del interior, con el rojo del Pato Pastoriza concentrado en el Hotel Dora de calle Entre Ríos, con montón de hinchas dando vueltas.

 

 

Hasta felicitaron a Ricardo Bochini por su cumpleaños, justamente ese día.

 

 

Talleres concentró en el Hotel Crillon de la cadena Aragón Cabrera. En el palco de honor al represor Luciano Benjamín Menéndez, al gobernador Antonio Vaquera, junto al presidente de la AFA, Alfredo Cantilo.

 

 

También se "jugaba" quién sería su reemplazante: si ganaba Talleres Amadeo Nuccetelli; y si el campeón era Independiente, era Julio Humberto Grondona. Y así se dio, con el paso de los años…

 

 

El Diario Córdoba (vespertino), debió cambiar el título de un poster a todo color que estaba editado. Rezaba: "Talleres campeón". Se habían editado más de 100 mil ejemplares y debieron trastocar el título. "Talleres subcampeón", pero colocaron a varios empleados a poner el sello de "sub", porque no había otra forma de cambiarlo todo estaba impreso desde el mediodía.

 

 

No se vendieron muchos diarios.

 

 

El Pato Pastoriza le gritó a Bochini que volviera a la cancha "porque lo podemos empatar", el equipo se iba teniendo en cuenta que los 8 jugadores que quedaban (expulsados tres) tras el gol con la mano de Ángel Bocanelli.

 

 

Un jugador cordobés le discutió a Roberto Barreiro por los escasos minutos que adicionó, y el árbitro respondió: "Si no hicieron un gol hasta ahora, menos van a hacerlo aunque adicione 10 minutos".

 

 

El defensor se fue en silencio. A partir de aquella histórica hazaña de Independiente se dijo que "en Barrio Jardín no se podía jugar más, porque nadie pudo demoler la pared entre Bochini y Bertoni que terminó en el dos a dos".

 

 

Los hinchas de Belgrano se mofaron de los primos de Talleres acusándolos de pechos fríos y se ganaron el mote de "gallinas". Es el folklore del fútbol…