Es misionero, la pandemia lo dejó  varado  en Gran Bretaña, hace dos meses pudo “cruzar” a Francia. “Mis principales clientes son paraguayos que se sorprenden”, contó el cineasta y escritor Maximiliano Barrientos en “Abierto a la Tarde”, programa de radio La Red Corrientes 107.1. “Primero ofrecí en algunos grupos de Facebook, pero también fui a la Torre Eiffel y allí vendí un montón”, contó.

“Estoy en Francia no por accidente, estaba  trabajando en un documental, me atajo la pandemia, hay que comer, hay que salir adelante y me puse a vender chipá”, comenzó su relato.

“Sobre todo Francia está muy mal, tiene muchos contagios por día, estuve varado en Inglaterra, ahí no pude porque son más estrictos, pero acá en Francia hay más latinos, comencé a vender chipá por Facebook apareció el pueblo paraguayo a salvarme,  me compraban por docenas, me fui al lado de la Torre Eiffel y ahí me compraron la primera docena los paraguayos de nuevo”, contó.

“Harina de mandioca y queso encontras en Francia,  hay tiendas africanas en las que se conocía el producto, este es el país del queso, gracias a eso dije listo, voy a vender chipa. Acá hay de todo en gastronomía, entonces me pregunté: ¿qué voy a vender? entonces dije: chipa, le vendí a un hombre que hace 14 años no comía chipa”, narró.

“Cuando no hay venta o pedidos de chipá recurro a la sopa paraguaya y budín de pan, que también  hago, de día vendo y viajo hora y cuarto de una punta al otro del país y de noche hago guiones. Escribo y produzco para mi compañía. Acá estoy como turista, soy argentino, el 5 de noviembre se vence mi visa, vendo chipá para pagar a un abogado que me ayude con mis papales y para pagar mi diente, porque me está matando el dolor. La comida diaria es muy cara, con el peso argentino no se puede vivir acá. No quiero estar ilegal, por eso estoy vendiendo chipá para poder salir de esto”, precisó.

“Acá una docena de chipas son 10 euros, serian 954 pesos, pero aun así lo europeos piensan que es barato. Yo hago un día bueno 50 euros y sinceramente no es todos los días y no alcanza”, aclaró.

“Tenes que vender a tus productos  a cierto grupo  y no es un alimento tan esencial. Me tocó llevar una docena de chipa, a un barrio muy turbio y también me toco llevar  una mansión francesa enorme, frente a la Torre Eiffel, un escritor paraguayo vivía ahí. Eso me encantó porque la comida nuestra va de un extremo al otro, hasta gente que tiene y no tiene”, reconoció.

“Acá tenes que innovar, mis paquetes son de una docena y media docena sale del horno y los llevo, por eso me estoy expandiendo con el budín de pan, estoy buscando más clientela, capaz que cambio de carrera”, manifestó.

“Estoy trabajando para hacer una película de Malvinas a través de mi compañía, pero cuando esto pandemia termine tal vez podamos producirla nosotros mismos”, reconoció.

“En Inglaterra ingrese en febrero, al principio de la pandemia. Visite la casa de Juan Manuel de Rosas, hice contactos, ahí me quede 6 meses varado, vendí todo, porque Inglaterra es carísimo, por la libra esterlina, revente mi tarjeta. A veces pienso que si yo hubiera estado en otro país la historia hubiera sido otra cosa”, dijo.

“En Francia me he encontrado con argentinos de Santa Fe, Entre Ríos, Rosario, Corrientes, me recomiendan mira no vendas por acá porque es peligroso, es  gente luchadora como yo. El argentino lo que tiene es la humildad. Te dicen que si pudieran ayudar más me ayudarían. Quiero resaltar el apoyo del pueblo paraguayo que es el que me compra a diario”, señaló.

Por ultimo mando un fraterno saludo a todos los correntinos, ya que la Ciudad de Corrientes, fue su segundo hogar en su tiempo de estudiante. “Corrientes te extraño mucho, te quiero, espero que termine esto, y gracias por guardar mi voz, y que algún  argentino que está en París vendiendo chipa”, finalizò.