Se trata de Luis Gneiting, titular de la cartera de Agricultura. La aeronave fue hallada completamente desintegrada a 6 kilómetros del Aeropuerto de Ayolas. No hubo sobrevivientes.

El rastro que dejó la avioneta luego de estrellarse. (gentileza ABC Color). El rastro que dejó la avioneta luego de estrellarse. (gentileza ABC Color).
El capitán de la Unidad Especial de Búsqueda y Rescate (SAR), Roque González, confirmó el hallazgo del avión completamente desintegrado en el que viajaba el Ministro de Agricultura paraguayo, Luis Gneiting, a 6 kilómetros de la pista del Aeropuerto de Ayolas en la frontera con Argentina.

 

Los paramédicos se trasladaron hasta la ubicación. Si bien se desconoce cuál fue el motivo de la catástrofe, se sabe que perdió el contacto poco después del despegue y era buscado desde la noche del miércoles.

González confirmó que “no hay sobrevivientes”. En el mismo avión viajaban el vice ministro de Ganadería, Vicente Rigoberto Ramírez Imas, el funcionario Luis Eladio Charotti Barquinero y el piloto Gerardo Cayetano López Zárate.

Por su parte, el presidente de la Dirección Nacional de Aeronáutica Civil (DINAC), Luis Aguirre, expresó: “Se encontraron los restos a seis kilómetros, metidos dentro de un esteral”.

“Se ve la punta de la cola, el resto del avión está adentro. No llegó a subir mucha altura. Fue una cosa muy rápida, enseguida de despegar. Se puede ver en las imágenes que pasaron dos o tres minutos entre que despegó (y se precipitó)”, explicó el funcionario.

Según los datos recopilados, se cree que el piloto intentó regresar al aeropuerto de Ayolas pero cayó al suelo. La cámara de seguridad de la pista captó los primeros tres minutos del vuelo, hasta que la avioneta hizo un movimiento inusual.

Segundos después se ve un destello, luego un apagón, una presunta reactivación de los circuitos de luces y, finalmente, la nave desapareció del radar.

La avioneta fue hallada después de 14 horas de operativos y continuarán trabajando en la zona.

 

El dolor más grande y un funeral para la historia.

35 filas de cuadra. Más de 20 horas de espera. Cientos de personas que besaban el féretro y se desmayaban. Días y días de desfile popular para despedirse. El llanto de mujeres y hombres que gritaban lealtad a Perón. La custodia de las enfermeras de la fundación al recinto donde se velaron los restos.

El funeral de Evita fue uno de los eventos más masivos que tenga registro nuestro país, y uno de los mayores del mundo. Las imágenes del funeral de Estado del 9 de agosto de 1952 para la abanderada de los humildes impactan, aun más de 60 años después.
Un millón de personas la despidieron junto a Perón.

Las miles de flores aportadas por los habitantes que llegaron de todos los rincones del país, la lluvia de flores desde la Subsecretaría de Información, los días de lluvia y frío con miles de personas haciendo fila primero frente a la CGT, y finalmente en la caravana que fue desde la Secretaría de Trabajo y Previsión Social hasta Plaza de Mayo, para luego dirigirse al Congreso.

Llena de honores. Desfiló féretro con el cuerpo de Evita hacia el Congreso de la Nación para darle el “último adiós”.

Los homenajes frente a la Legislatura, en la misma Fundación, el cambio de nombre de la ciudad de La Plata a Eva Perón, los miles y miles de homenajes a lo largo y ancho de todo el país. La cureña militar, con Perón y la familia de Evita adelante, tirada por un grupo de trabajadores de la CGT, con sus remeras que los identificaban.

Los homenajes para la líder espiritual de la Nación parecieron no tener fin, como el dolor del pueblo que no quería resignarse a su partida. Entre los millones que le dedicaron sus palabras de adiós, muchos eligen las de la dirigente del Partido Peronista Femenino, Juanita Larrauri: “Jamás tantos lloraron con tantas lágrimas una pena tan honda para su corazón”.

CRONICA