En el proyecto participan investigadores del Instituto de Ictiología del Nordeste (INICNE), de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UNNE, en colaboración con la Subsecretaria de Agricultura Familiar de la Nación.

La iniciativa apuesta a mejorar la organización comunitaria de quienes se dedican a la actividad extractiva de carnadas vivas y su posterior engorde y comercialización, a fin de contribuir a la transformación del sector hacia una actividad económica rentable y estable, y con cuidado del medio ambiente y las personas.

 Se trabaja con un grupo de productores de carnadas de la ciudad de San Luis del Palmar, pero el objetivo es que del proyecto puedan surgir prácticas de manejo productivo y comercial de la carnada viva que puedan replicarse en beneficio del resto de productores del sector.

El Médico Veterinario Julio César Ortiz, investigador del INICNE de la UNNE, comentó que la actividad extractiva de carnada viva en la provincia de Corrientes y la región se realiza de manera precaria, inestable y con riesgos para la salud de los extractores y el ambiente.

En sus distintas etapas la actividad atraviesa limitaciones que impiden su desarrollo como una producción rentable y sustentable.

La extracción se ve afectada por variaciones climáticas e hidrológicas. Hay poca disponibilidad del recurso cuando hay inundación porque se amplía el área de distribución de las especies, y también es baja la extracción en tiempos de seca porque el recurso no se reproduce.

En la extracción además el método no es selectivo, generando daños indirectos a otras especies silvestres, y a la vegetación que sirve de hábitat a las especies usadas como carnadas.

Durante la captura los extractores se enfrentan a riesgos para su salud, como el contacto con animales peligrosos, así como el trabajo en condiciones climáticas complejas.

En tanto, la etapa de almacenamiento de las especies no es adecuada, sin condiciones para el mantenimiento, alimentación y reproducción, y con alto índice de mortandad de ejemplares.

Otra etapa crítica es la comercialización, que se concentra en la provisión a acopiadores, y también se realiza de manera directa pescadores, en ambos casos con precios bajos y variables, con gran influencia de la intermediación en la fijación del precio.

Frente a lo descripto, “el proyecto busca aportar prácticas sustentables en toda las fases del proceso productivo de extracción, acopio y venta de carnadas vivas” explicó el investigador del INICNE.

En el caso de la extracción, se trabaja con los productores en la implementación de técnicas de captura, para que los mismos estén el mínimo tiempo posible en el agua, para lo cual se empezaron a utilizar trampas o ”garlitos”, que además favorecen la selección de especies y no dañan la vegetación.

Además se promueve el uso de otros equipamientos necesarios para el cuidado personal y del ambiente.

En el acopio se busca pasar del depósito temporal de las carnadas vivas a un manejo con criterios zootécnicos, en estanques, que les posibilite a los productores un manejo del stock, mediante técnicas de alimentación, sanidad y reproducción de los ejemplares.

Mediante el manejo del stock se pretende que exista disponibilidad del recurso a lo largo de todo el año, más allá de las variaciones del clima e hidrológicas, y que los productores de carnadas puedan ser formadores de precios.

En ese aspecto, en el marco del proyecto, las instituciones participantes buscan alcanzar una estimación del “valor de la actividad”, es decir cuánto es el costo de una unidad de carnada viva, una docena de carnada,  precio que incluya los gastos de extracción y acopio, y un ingreso adecuado para que el productor pueda dedicarse plenamente a la actividad.

“El objetivo final es que la extracción y venta de carnadas vivas sea una producción económicamente sustentable, como otras actividades comerciales” finalizó el Médico Veterinario Julio César Ortiz.

En el proyecto participan investigadores del Instituto de Ictiología del Nordeste (INICNE), de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UNNE, en colaboración con la Subsecretaria de Agricultura Familiar de la Nación.

La iniciativa apuesta a mejorar la organización comunitaria de quienes se dedican a la actividad extractiva de carnadas vivas y su posterior engorde y comercialización, a fin de contribuir a la transformación del sector hacia una actividad económica rentable y estable, y con cuidado del medio ambiente y las personas.

 Se trabaja con un grupo de productores de carnadas de la ciudad de San Luis del Palmar, pero el objetivo es que del proyecto puedan surgir prácticas de manejo productivo y comercial de la carnada viva que puedan replicarse en beneficio del resto de productores del sector.

El Médico Veterinario Julio César Ortiz, investigador del INICNE de la UNNE, comentó que la actividad extractiva de carnada viva en la provincia de Corrientes y la región se realiza de manera precaria, inestable y con riesgos para la salud de los extractores y el ambiente.

En sus distintas etapas la actividad atraviesa limitaciones que impiden su desarrollo como una producción rentable y sustentable.

La extracción se ve afectada por variaciones climáticas e hidrológicas. Hay poca disponibilidad del recurso cuando hay inundación porque se amplía el área de distribución de las especies, y también es baja la extracción en tiempos de seca porque el recurso no se reproduce.

En la extracción además el método no es selectivo, generando daños indirectos a otras especies silvestres, y a la vegetación que sirve de hábitat a las especies usadas como carnadas.

Durante la captura los extractores se enfrentan a riesgos para su salud, como el contacto con animales peligrosos, así como el trabajo en condiciones climáticas complejas.

En tanto, la etapa de almacenamiento de las especies no es adecuada, sin condiciones para el mantenimiento, alimentación y reproducción, y con alto índice de mortandad de ejemplares.

Otra etapa crítica es la comercialización, que se concentra en la provisión a acopiadores, y también se realiza de manera directa pescadores, en ambos casos con precios bajos y variables, con gran influencia de la intermediación en la fijación del precio.

Frente a lo descripto, “el proyecto busca aportar prácticas sustentables en toda las fases del proceso productivo de extracción, acopio y venta de carnadas vivas” explicó el investigador del INICNE.

En el caso de la extracción, se trabaja con los productores en la implementación de técnicas de captura, para que los mismos estén el mínimo tiempo posible en el agua, para lo cual se empezaron a utilizar trampas o ”garlitos”, que además favorecen la selección de especies y no dañan la vegetación.

Además se promueve el uso de otros equipamientos necesarios para el cuidado personal y del ambiente.

En el acopio se busca pasar del depósito temporal de las carnadas vivas a un manejo con criterios zootécnicos, en estanques, que les posibilite a los productores un manejo del stock, mediante técnicas de alimentación, sanidad y reproducción de los ejemplares.

Mediante el manejo del stock se pretende que exista disponibilidad del recurso a lo largo de todo el año, más allá de las variaciones del clima e hidrológicas, y que los productores de carnadas puedan ser formadores de precios.

En ese aspecto, en el marco del proyecto, las instituciones participantes buscan alcanzar una estimación del “valor de la actividad”, es decir cuánto es el costo de una unidad de carnada viva, una docena de carnada,  precio que incluya los gastos de extracción y acopio, y un ingreso adecuado para que el productor pueda dedicarse plenamente a la actividad.

“El objetivo final es que la extracción y venta de carnadas vivas sea una producción económicamente sustentable, como otras actividades comerciales” finalizó el Médico Veterinario Julio César Ortiz.