Una cabeza de chanco con una bala, y una nota impactante, así fue la amenaza recibida por el jugador rosarino Angel Di Maria, y que generó la decisión de suspender el regreso a su ciudad para jugar en Rosario Central.
Tras ganar la copa América dijo en una nueva entrevista que tomó la decisión de no regresar a Rosario Central, el club del que surgió futbolísticamente, decisión que no fue solamente por la balacera para amenazarlo que ocurrió en marzo en el country de Funes Hills.
La última amenaza fue aún más impactante: sicarios arrojaron la cabeza de un cerdo con una bala en la cabeza a la puerta de un local de un familiar directo. En ese otro hecho, que no fue denunciado, también le dejaron un cartel en el que amenazaban con atacar a una de sus hijas si volvía al país para jugar en Central.
“Si vol´B´vés la próxima (cabeza) que recibas es la de…, tu hija. No vengas. Hacé caso, nosotros no tiramos papelitos. Tiramos tiros y muertos. Ni Pullaro te zafa. Pullaro-Bullrich…Levanten el circo y vayansé HDP”, decía el papel que se dejó en una caja.
En una entrevista con el medio rosarino Canal 3 (en la que pidió que sus declaraciones queden asentadas por escrito a través del sitio Rosario3), Di María dijo que recibió la amenaza de la cabeza el 25 de marzo, el mismo día que la balacera en el country.
Agregó que el segundo hecho tuvo lugar en la puerta de la inmobiliaria de su hermana, quien por temor no quiso radicar una denuncia.
“Siempre quise y el sueño de siempre es querer volver a poder jugar en Central y retirarme con esta camiseta. Y es más que obvio que voy a seguir diciéndolo cada vez que me pregunten porque es lo que siento y siempre soñé. Era el momento justo después de decirle adiós a la Selección, pero no se dio. A veces todo parece muy lindo hasta que pasan cosas como las que me pasaron a mí y a mi familia. Y me siento mal por no poder cumplir ese sueño. Era algo que deseaba mucho, pero las amenazas fueron más fuertes y mi decisión siempre es basada en la tranquilidad y la felicidad de mi familia”, expresó en diálogo con el periodista Juan Pedro Aleart.