El primero que salió fue Jorge Sampaoli. Adentro lo esperaban Chiqui Tapia, presidente de AFA, Jorge Miadosqui, secretario de selecciones nacionales. Lo saludó a Diego Santilli, vicejefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Caminó el césped del estadio Tomás Adolfo Ducó, donde arcos, pelotas, colchonetas esperaban la aparición de los protagonistas, donde los sparrings ya se encontraban distribuidos.

 

A las 10:55 exactas, 25 minutos después de lo pautado, los jugadores asomaron por el túnel. La salida la encabezó Banega y la cerró Messi. El primer trote lo empezaron Mascherano y Biglia. La entrada en calor que suele hacerse en el predio de Ezeiza, esta vez, ante el clamor popular y el entusiasmo del público argentino.

 

Luego de trabajos en espacios reducidos, dispusieron dos ejercicios de fútbol cinco contra cinco, con arqueros y arcos. En uno de los mini partidos, Messi es el distinto: con pechera amarilla juega para ser una especie de comodín facultado para asociarse con los de pechera roja y con los sin pechera. El primer gol festejado por el público lo hizo Biglia, y el segundo lo convirtió la Pulga.

 

La lógica de la distribución de estos jugadores es que los delanteros ataquen a los defensores. En un ejercicio el comodín es Messi, en otro el encargado de jugar para ambos combinados es Agüero. De un lado defienden Salvio, Mercado, Rojo y Acuña, acompañados por Biglia; del otro lo hacen Ansaldi, Fazio, un sparring en reemplazo de Otamendi y Tagliafico secundados por Mascherano.

 

En un momento, cuando advirtieron que una pelota no estaba lo suficientemente inflada quisieron cambiarla. Messi la pidió y con un zurdazo la mandó de regalo a la gente que ocupa la tribuna visitante.

 

La alarma la encendió el Huevo Acuña, quien debió salir de la práctica por una molestia en la pierna izquierda. El zurdo ex Ferro y Racing no terminó el entrenamiento en el campo de juego y se dirigió al vestuario para evaluar el grado de la molestia. Por la tarde se realizó estudios y se descartó cualquier lesión.

 

El entrenamiento duró poco más de una hora. A las 12:02 los jugadores se juntaron en campo de juego para levantar los brazos y aplaudir a los miles de hinchas que fueron a presenciar la práctica abierta del seleccionado argentino.

 

Los futbolistas que irán al Mundial se entrenaron en la única presentación formal que el seleccionado hará en el país. 20 mil chicos copan la cancha de Huracán, en una cita que tuvo un pedido de más de un millón de asistentes. Pero quienes tenían prioridad para ingresar a presenciar el entrenamiento a puertas eran integrantes de instituciones sociales de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la Provincia de Buenos Aires, en una acción coordinada por AFA Social.

 

Las puertas se abrieron a las nueve de la mañana. Público de inferiores, de escuelas primarias, comedores infantiles, hogares y barrios de bajos recursos se agolparon para brindar su aliento desde los cuatro costados. Una bandera firmada por la Asociación del Fútbol Argentino se destacó en la única cabecera que no se había ocupado. El trapo que reza  "Vamos Argentina, es la hora de alentar" cedió su protagonismo ante el excedente de personas que de a poco van cargando de color y entusiasmo el Palacio Ducó.

 

La primera ovación la recibió Leo Messi. Franco Armani y Cristian Pavón también fueron distinguidos por el público juvenil que llena el Ducó. Hubo tiempo para darle lugar al cántico clásico "el que no salta es un inglés". Entre los 23 convocados, solo Nicolás Otamendi realizó trabajos diferenciados. La buena noticia fue la incorporación a los ejercicios grupales de Gabriel Mercado, quien arrastraba dolencias en la zona lumbar. Luego de la práctica a puertas abiertas, el plantel quedó licenciado hasta el lunes.

 

La última vez que la Argentina había practicado con público fue a tres días del comienzo del Mundial Brasil 2014 y la experiencia terminó con una invitación de personas que incluso obligaron a los jugadores a regalar sus prendas.